Síndrome de Diógenes, el grave problema de los que creen que no tienen un problema

FERROL CIUDAD

Estado que presentaba la vivienda de una vecina de A Coruña con síndrome de Diógenes
Estado que presentaba la vivienda de una vecina de A Coruña con síndrome de Diógenes MARCOS MÍGUEZ

Santiago, A Coruña y Ferrol ya cuentan con protocolos y la valedora do pobo los insta a crear registros para poner coto al incremento de afectados por este trastorno

01 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

En marzo del año pasado, la valedora do pobo, María Dolores Fernández Galiño, incoaba una investigación de oficio en el ámbito de las siete grandes ciudades de Galicia: A Coruña, Ferrol, Santiago de Compostela, Lugo, Ourense, Pontevedra e Vigo, sobre las personas con síndrome de Diógenes, que son las que acumulan en su hogar objetos inservibles de forma desmesurada, y síndrome de Noé, que hacen lo mismo con animales.

Se trata de un trastorno que deriva en situaciones graves que, en la mayoría de las ocasiones, pasan desapercibidas para las administraciones. Por eso la valedora se ha implicado en este asunto, por entender que «a afectación á salubridade pública e ao contorno comunitario, pero sobre todo, ás propias persoas, nas que concorre un elevado risco social para a súa propia integridade física e benestar emocional, require que se garanta a súa protección». Indica, asimismo, que la acumulación desmesurada de basura o animales en el interior de la vivienda, además de ocasionar molestias para los vecinos, también puede constituir riesgo de incendios e incluso de plagas.

El reciente hallazgo en una vivienda de Narón repleta de basura del cadáver, en avanzado estado de descomposición, de una mujer a la que sus propios perros le habían comido la cara y parte de un brazo, ha propiciado que Fernández Galiño decidiese ampliar la solicitud de implicación con estos problemas a los concellos de más de 20.000 habitantes. Y plantea la necesidad de establecer pautas de intervención conjunta de todos os agentes implicados, que permitan desarrollar una actuación coordinada que los resuelva eficazmente, facilitando cuantos recursos sean necesarios para asistir a las personas afectadas, a fin de que puedan recuperar tanto su bienestar como las condiciones de habitabilidad de la vivienda. Las directrices que marca consisten en la aprobación de un protocolo de actuación y seguimiento de los casos, y la configuración de un registro y una base de datos.

Colaboración de los concellos

Según se indica desde el Valedor do Pobo, la dinámica de colaboración de los concellos de Santiago, A Coruña y Ferrol está siendo plena y demostrando mucha sensibilidad al respecto. En el caso de Santiago, el concello cuenta con un protocolo, tiene en marcha la creación del registro y ya ha remitido a la sede del alto comisionado del Parlamento de Galicia para la defensa de los derechos de la ciudadanía una gran cantidad de documentación, en la que se refleja que el problema de los síndromes de Diógenes y de Noé va a más. Así, en el año 2016 se registraron 11 casos, que subieron a 14 en 2017; 19 en 2018; y 16 en 2019.

Objetivos del protocolo

Por su parte, el Concello de A Coruña aprobó en febrero del año pasado un protocolo de actuación en el que se determina la intervención que tendrá cada uno de los departamentos municipales implicados. Y marca como objetivos proceder a la desinfección y desinsectación, recuperando las adecuadas condiciones de habitabilidad de la vivienda, restaurando la salud pública; facilitar los recursos y servicios sociales necesarios para apoyar a las personas que generen estas situaciones, evitando un mayor deterioro, o medidas más restrictivas, como puede ser el internamiento o la deslocalización; y prevenir la aparición de conductas similares, evitando su cronificación. Además, se dispone la acogida de animales domésticos que puedan encontrarse en una situación inadecuada; restaurar la convivencia comunitaria y la integración social de estas personas o familias.

Desde el concello coruñés se informa de que no tienen un censo específico de casos de personas con estas tipologías de conducta, sino que se atiende esta problemática como una más de las que presentan los usuarios cuando son atendidos por los técnicos.

Casos en seguimiento

En el Ayuntamiento de Ferrol, la concejala de Benestar Social, Eva Martínez Montero, manifiesta que no hay un listado registrado de síndrome de Diógenes o de Noé, pero sí tienen controlados una decena de casos a los que están haciendo un seguimiento. «Nosotros tenemos un protocolo establecido y realizamos intervenciones a través de Servicios Sociales, pero necesitamos la colaboración e implicación del Sergas a través de la unidad de Psiquiatría», explica la edila. Y añade que lo que se está haciendo en la actualidad es verificar cada caso, del que casi siempre se tiene conocimiento por los vecinos, con un informe de la Policía Local y una visita de la trabajadora social. Además, se habla con la persona para intentar una intervención de forma voluntaria, que puede consistir en la limpieza de la vivienda; y se buscan recursos adecuados, que pueden ser una ayuda social o por la ley de dependencia. Si el afectado se niega a colaborar, algo que ocurre la mayoría de las veces, se contacta con la familia para que medie y, en último caso, se traslada la situación al Ministerio Fiscal. El Concello de Ferrol tiene en seguimiento desde hace tiempo el caso de dos hermanos que residen en la zona de A Graña, a los que recientemente se les retiró de su casa, en ruinas y en unas condiciones de total insalubridad, una veintena de perros. En ese momento se remitieron nuevos informes a la Fiscalía, pero el problema sigue sin resolverse.

Mar Graña tiene su consulta en la calle Galiano de Ferrol
Mar Graña tiene su consulta en la calle Galiano de Ferrol CESAR TOIMIL

Mar Graña Ramos, psicóloga

«Hay gente que a los 15 años ya tiene una gran dificultad para deshacerse de cosas»

El síndrome de Diógenes se suele asociar con personas de edad avanzada que viven solas, con pocas o nulas relaciones sociales, de escasos recursos económicos y con problemas mentales. Pero la psicóloga Mar Graña Ramos asegura que no siempre es así y explica qué cuestiones pueden llevar a una persona a acumular cosas inservibles o animales, en el caso del síndrome de Noé.

-¿Qué son realmente los síndromes de Diógenes y de Noé?

-Son trastornos que no están recogidos como tales. El Manual de Diagnóstico de los Trastornos Mentales editado por la Asociación Americana de Psicología habla del trastorno de acumulación, que es la necesidad de recoger cosas que, cuando caen en las manos de esa persona, es incapaz de desprenderse de ellas. Este hecho suele ir acompañado de situaciones de insalubridad, por que se trata de objetos inservibles y hay gente que incluso acumula las cosas más insospechadas, como uñas o excrementos.

-¿Cómo se detectan estos casos?

-Suelen ser los vecinos los que alertan de estas situaciones, que a veces derivan en un problema de salud pública, porque los afectados no tienen conciencia de que tienen un problema, no lo reconocen.

-Se suele asociar con personas marginales...

-Vivir en la marginalidad no está catalogado como causa, pero sí parecen marginales porque viven en la indiferencia. Aunque tengan recursos, son personas que se aíslan y en un 75 % tienen patologías de trastorno depresivo. También puede haber enfermedades mentales asociadas a la edad, como demencias o trastornos positivos, porque suelen ser personas de 65 años en adelante.

-Pero también hay algunos casos de gente más joven...

-Sí, yo ya vi casos de inicios de este trastorno, aunque en la etapa en la que se suele manifestar es en la tercera edad. Hay niños que a los 15 años o incluso antes ya tienen una dificultad exagerada para deshacerse de cosas, pero los padres los obligan. Es preocupante y además hay algo de componente genético y se observa que hay una tendencia a acumular en familia.

-¿Se puede hacer frente a este grave problema?

-Por propia voluntad del afectado no hay ninguna posibilidad, porque no consideran que tengan un problema y en algunos casos pueden desarrollar conductas agresivas. Si acuden a una clínica es porque la familia lo fuerza o porque lo resuelve un juez. Y el tratamiento tiene que buscar el restablecimiento de los lazos que perdió con el aislamiento y la recuperación de las habilidades sociales, a través de técnicas de psicología conductiva.