Nunca he hablado con un piloto, así que la curiosidad hace que las preguntas se agolpen una tras otra. Él responde a todas con amabilidad. Es un tipo simpático. ¿Es más peligroso el aterrizaje o el despegue? «No hay nada peligroso. El despegue es la situación más crítica, porque es cuando el avión va con más peso, mientras que el aterrizaje es la maniobra que requiere más pericia», comenta. ¿Y qué me dices de las turbulencias, hay que tenerles miedo? «Para nada, porque son como los baches del cielo, y el avión está preparado para amortiguarlos».
Le pregunto por sus destinos favoritos, y cita tres: Tokio, Chicago y Moscú. También le encantan Río de Janeiro y Medellín. Pero no cambiaría su tierra natal por ninguno de ellos. «Otra de las cosas que me gustan de mi trabajo es que tengo mucho tiempo libre para disfrutar de mi vida en Ferrol. Viajo por todo el mundo, pero mi ancla está aquí, en mi casa de Covas, frente a la playa de O Vilar, donde cada día puedo ver y oler el mar», comenta este piloto polifacético, que cuando no está en las alturas disfruta con el surf, el rock & roll -toca la guitarra eléctrica en el grupo Los Margaritos-, la pesca, y los paseos con sus dos perritas: Mima y Mora.