Concepción Fírvida, interna en el CAMF: «Nos sentimos encarcelados, ni en Navidad nos dejan salir unas horas»

Bea Abelairas
Bea abelairas FERROL

FERROL CIUDAD

JOSE PARDO

Los internos del Centro de Atención de Minusválidos sufren por las medidas

19 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Concepción Fírvida tiene 61 años y lleva 31 residiendo en el Centro de Atención de Minusválidos de Ferrol (CAMF). «Fui de las primeras en venir aquí», explica sobre una estancia que ha sido satisfactoria hasta que llegó la pandemia. «Desde que todo esto comenzó nos tratan como a juguetes, como a ciudadanos de segunda: en la primera ola estuvimos cien días sin salir a la calle; en la segunda se cerró la puerta el 4 de noviembre y estamos otra vez aquí, como muebles», relata Concepción que clama contra unas medidas de seguridad que les están haciendo mucho daño.

«Nos sentimos encarcelados, ni en Navidad nos dejan salir unas horas para cenar con la familia, cuando todos los días los trabajadores y los cuidadores del centro entran y salen sin problemas, sin contagios», clama una mujer que solo pide ver a su familia, que reside muy cerca, durante unas horas. «Tengo un sobrinito que ya no me va a conocer, que no entiende por qué no puedo verlo», lamenta.

Los que pueden salir

Ayer fue un día duro en el centro, ya que los residentes cuyas familias pueden hacerse cargo de ellos durante una semana regresaron a sus casas. El problema es que no todos tienen esta posibilidad: «Mi hermana está cerca, en Santa Cecilia, pero no dispone de una cama adaptada, ni una grúa para moverme, así que como tendría que volver a dormir al centro no me dejan salir unas horas para cenar, algo que podría hacer porque yo, como los trabajadores que regresan cada día a sus casas, guardaría las medidas de seguridad», recalca una mujer que es la presidenta de la asociación de los internos del centro, pero que en esta ocasión habla a título personal.

Concepción ha escrito a diversos organismos para quejarse de unas medidas que tilda de discriminatorias para las personas con problemas de movilidad, porque no se les permite realizar una vida como a los demás ciudadanos.

«Tantos días sin una visita, solo con el apoyo de los trabajadores, que hacen lo que pueden, pero que no son suficientes para sustituir a una familia, a un café con un amigo... Estamos en una silla de ruedas, pero no somos idiotas», cuenta muy emocionada Concepción que también se queja de las normas que han de acatar los afortunados que regresan a sus casas para pasar estas fiestas. «Tienen que traer una PCR hecha con 48 horas de antelación y aún así los pondrán en aislamiento, vamos, las medidas más duras que hemos visto en años», cuenta una mujer que recuerda que cuando se detectó algún positivo en el CAMF los protocolos ya fueron muy estrictos y sufrieron las consecuencias. Por eso recuerda que «he visto llorar a gente por todo este aislamiento que a nosotros nos hace mucho más daño, pido que nos ayuden a cambiar esto».

El director del CAMF, Fernando López, reconoce que es consciente y le duele la situación de Concepción y de otros internos, pero recuerda que no tiene margen de maniobra: «Seguimos el protocolo que nos mandan las autoridades y solo pueden irse a casa los que se van más de cinco días y con unas condiciones muy estrictas que implican siete días de aislamiento a su regreso».