Una ferrolana, quinta en el ránking de los 100 mejores graduados de Arquitectura de España

Beatriz Antón FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

Laura Lage, en una imagen tomada en Milán, donde cursó el cuarto año de la carrera con una beca Erasmus
Laura Lage, en una imagen tomada en Milán, donde cursó el cuarto año de la carrera con una beca Erasmus CEDIDA

Laura Lage Fojo saldó su paso por la Politécnica de Madrid con doce matrículas de honor y tres becas de excelencia

28 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Laura Lage Fojo (Ferrol, 1997) ya era una alumna que coleccionaba matrículas de honor en el IES Saturnino Montojo, y tras obtener un 13,70 en la selectividad, siguió hincando los codos con el mismo brío en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (ETSAM). Tanta pasión le puso al estudio que durante la carrera obtuvo tres becas de excelencia de la Comunidad de Madrid, y el pasado mes de junio, tras cinco duros años -uno de ellos como erasmus en Milán-, esta lumbrera ferrolana consiguió graduarse con un expediente de infarto, repleto de sobresalientes y con nada más y nada menos que doce matrículas de honor.

Esas notas, pero también otros muchos méritos -becas, idiomas, premios, prácticas y formación extraacadémica-, le han valido su ingreso en las codiciadas listas de los mejores graduados de España que cada año elabora la Sociedad Española de Excelencia Académica (SEDEA). Y no en un puesto cualquiera, sino en el «top 5» de su carrera. «En sus ránkings, la SEDEA reconoce al 1 % de los mejores expedientes de cada grado universitario de España. En el caso concreto de Arquitectura, ese ránking ha incluido a un total de cien estudiantes, y por eso es un orgullo haber conseguido la quinta posición. Es el mejor reconocimiento que podría esperar después de estos años de duro esfuerzo», comenta satisfecha Laura.

La ferrolana, que ahora está cursando el máster habilitante en la ETSAM y realizando al mismo tiempo unas prácticas en un estudio madrileño, cuenta que descubrió su pasión por las ciencias y el dibujo técnico en el instituto. «Gracias a los profesores del Montojo, con los que todavía tengo relación, llegué a conocer la carrera de Arquitectura, y ellos me orientaron y me animaron a que me marchase a estudiarla a Madrid, donde está la mejor universidad de España en la materia», explica Laura.

Rumbo a Italia

Allí se topó con unos profesores «fantásticos», pero en cuarto curso le entró el gusanillo por viajar, y a través del programa Erasmus +, decidió marcharse a Italia para pasar un año en el Politécnico de Milán, una universidad de prestigio mundial dentro del campo de la arquitectura. «Lo vi como una oportunidad perfecta que podría abrirme puertas en ese país en un futuro laboral, y a eso se unió además el gusto que siempre he tenido por los monumentos patrimoniales y la riqueza histórica del país», cuenta Laura al preguntarle por las razones que le llevaron a elegir Italia como destino de su experiencia erasmus.

A pesar de su brillante expediente, Laura no cree que el futuro «vaya a ser fácil», pero ella está dispuesta a luchar por sus sueños. «Me encantaría poder dedicarme al mundo de la intervención en lo construido y la restauración del patrimonio arquitectónico. Realicé mi Trabajo de Fin de Grado sobre la restauración de la recientemente destruida catedral de Notre-Dame de París, y me interesó enormemente todo lo que aprendí del tema. Es un ámbito que da muchas satisfacciones, pero toda la arquitectura es fascinante en realidad. Por eso estoy segura de que, sea lo que sea que me depare el futuro, si acabo dedicándome a lo que me he formado, seré feliz», dice ilusionada.

En cuanto al papel de las mujeres en el mundo de la arquitectura, Laura lo tiene claro. «La igualdad todavía no se ha alcanzado. Las mujeres que han ganado el premio Pritzer, el Nobel de la arquitectura, se pueden contar con los dedos de una mano. Y en mi escuela la mayoría de los profesores son hombres, pese a que las mujeres representan más de la mitad del alumnado», lamenta Laura, quien pese a ello se muestra optimista. «Los avances se empiezan a ver y yo tengo esperanza», advierte. Y antes de decir adiós, Laura no se olvida de dar las gracias: a la SEADE por el reconocimiento, a sus compañeros y profesores... «Pero sobre todo, a mis padres, por darme el apoyo y los medios para llegar a donde estoy y seguir día tras día esforzándose por darme el mejor futuro posible».