Ferrol, a menos de cinco horas

José Picado DE GUARISNAIS

FERROL CIUDAD

22 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando los ingenieros de ADIF (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias) terminen de instalar las vías, las catenarias, los puentes, túneles y todas esas cosas de los trenes, el tiempo de viaje de Madrid a Ferrol será de 4 horas y 45 minutos. ¡Qué fenómenos! ¡Menos de 5 horas! Vamos, un visto y no visto, un casi nada, ¡un suspiro! El viajero ferroviario que ponga sus pies en la estación de Chamartín con la intención de acercarse a Ferrol no saldrá de su asombro. Tendrá Ferrol a su alcance en un santiamén y, además, podrá disfrutar con un único billete de dos experiencias ferroviarias inolvidables. Sin necesidad de cambiar de tren ni perder su equipaje ni otros asuntos farragosos, el viajero ferroviario notará en su primera parte del trayecto que lo hace a la velocidad del sonido.

De Madrid a A Coruña empleará tres horas y cuarto, a promedios de velocidades por encima de los 140 km/h y con puntas de 250 km/h. Será un viaje de esos que llaman de Alta Velocidad, rápidos, silenciosos, puntuales, pero sin ninguna gracia ni emoción ni nada. Un viaje AVE, sin más. Pero lo mejor está por venir.

El trayecto de A Coruña a Ferrol, lo que auténticamente emocionará al viajero ferroviario, solo le consumirá una hora y media más de su vida. Una hora y media en la que saboreará cada uno de los 69 kilómetros restantes, esos que recorren el perímetro del Golfo Ártabro. Una hora y media que hará a un promedio de 55 km/h, lo que le convierte en uno de los trenes que enlazan dos ciudades más lentos de España, únicamente disputándole el galardón a alguno de Extremadura y otro de Teruel. Una hora y media en la que se transformará en un viajero romántico, decimonónico, como aquellos de la revolución industrial que tanto favoreció el desarrollo del ferrocarril. Aunque es preciso reconocer, sin que nos duelan prendas, que España y Portugal solo fueron capaces de tender 3 kilómetros de vías por cada 100 kilómetros cuadrados, mientras que Italia y Francia tienen 5, Reino Unido 7 y Alemania casi 10. Pero bueno, dejemos en vía muerta nuestra escuálida revolución industrial y el raquítico desarrollo de los trenes de cercanías. Decíamos que el viajero futuro podrá disfrutar no de un viaje, ni de un trayecto, ni de un simple desplazamiento. Disfrutará de una experiencia de slow tourism (turismo lento) tan de moda ahora. Sobre las vías que van del sur al norte de las preciosas rías ártabras tendrá tiempo suficiente para contemplar el paisaje, relajarse, leer una novela (de bastantes páginas), mantener alguna charla, hacer fotografías, ver completa la película y tomarse el café o lo que quiera que sea eso que venden en el tren. Y se apeará en Ferrol radiante de alegría. ¡Bienvenido!