¿Conoces la historia del crucero bautizado como Cardenal Cisneros?

museo naval FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

cedida

En octubre se cumplieron 115 años de su naufragio

22 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El pasado mes de octubre se cumplieron 115 años del naufragio del crucero Cardenal Cisneros, una de las historias más sorprendentes ocurridas en aguas de Galicia a principios del siglo XX. Y aquello fue así pues a pesar de la tragedia que dicho hundimiento supuso, sin embargo y afortunadamente, gracias a la pericia de sus mandos, se salvó toda la dotación del barco -más de 500 personas- además de otros cinco pasajeros que llevaba a bordo.

El Cisneros era un crucero-acorazado que había sido construido en Ferrol y que había entrado en servicio en 1903 -es decir, tan solo dos años antes de su pérdida-, y era en aquel momento el buque más moderno con el que contaba nuestra Armada tras la Guerra de 1898. Salió de su base el 24 de octubre de 1905 -al mando del capitán de navío Manuel Díaz Iglesias- con rumbo a Muros, al objeto de reunirse con el resto de los buques que componían la División Naval de Instrucción pues en los días siguientes, realizarían maniobras en aquellas aguas.

Finalizadas las citadas maniobras y tras su escala en la ría de Muros, el 28 de octubre zarpó el Cisneros navegando en dirección a Finisterre (costa da Morte), cuando de pronto, a unas dos o tres millas de los peligrosos bajos de Meixidos, colisionó contra una laja de rocas -no cartografiadas-, que le desgarraron de proa a popa a lo largo de unos 50 metros gran parte de su obra viva (casco), de tal forma que fue imposible contener la inundación. La inercia de la marcha hizo alejar el barco todavía unas 2,5 millas del lugar de colisión antes de hundirse.

Evacuación urgente

Se decidió de inmediato la evacuación urgente. Así comenzaron en cubierta las tareas para arriar los botes, ejecutados de manera febril pero con perfecto orden; primero se lanzaron al agua las pequeñas lanchas, luego las embarcaciones de remo, y por último la lancha grande y exploradora.

La evacuación se realizó en tan solo unos veinte minutos con suma prontitud y diligencia. Al parecer el Cisneros se mantuvo a flote entre 30 y 45 minutos, por lo que no faltó tiempo para abandonarlo.

El hundimiento

Cuando solo se habían separado las últimas embarcaciones menores unos 50 metros, el crucero desaparecería para siempre bajo el mar, produciendo un gran remolino. De la violencia del hundimiento lo prueba la quiebra del palo mayor del barco.

Rápidamente los buques más cercanos se afanaron también para tomar a remolque a los botes salvavidas. Participaron en el rescate los vapores Finisterre y Argonauta.

Por último, cabe destacar que la prensa española de la época, al dar cuenta del siniestro, destacó la inteligente actuación del segundo comandante -capitán de fragata Augusto Miranda y Godoy-, que dirigió la operación de evacuación con «sangre fría y previsión», y que con el apoyo del trozo correspondiente de la dotación, consiguieron eficazmente el salvamento completo de todos sus ocupantes.

Ven al Museo Naval de Ferrol y te contamos más cosas (abierto de martes a viernes, de 9.30 a 13.30 h; sábados, domingos y festivos, de 10.30 a 13.30 h). Visitas guiadas en la dirección de correo: museonavalferrol@fn.mde.es