«Prefiero ir media hora más tarde a clase y no coincidir con mucha gente en el autobús»

Carla Elías Martínez
Carla Elías FERROL

FERROL CIUDAD

CESAR TOIMIL

Los usuarios del servicio de transporte en Ferrol reclaman más frecuencias en las horas punta para evitar aglomeraciones

11 nov 2020 . Actualizado a las 19:58 h.

Aunque a las horas punta puede producirse alguna aglomeración, los autobuses de Ferrol no registran problemas con las restricciones por la pandemia y los viajeros pueden mantener la separación con el resto de usuarios. «A principios de curso cogía el de antes y algún día sí que se ha llenado. Así que prefiero ir más tarde e intentar no coincidir con tanta gente por el tema del virus», explica Sandra Castro. Es habitual del autobús de las 8.30 horas de la línea B Porto-Hospitales para ir a clase de Edición y Diseño en el IES Leixa. Apenas dispone de unos minutos para salir del autobús y llegar a clase, pero los profesores lo comprenden, agradece.

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«Cuando había menos aforo sí que podías quedarte sin subir, pero ahora se nota menos», explican Enrique López y Mercedes Díaz, estudiantes del mismo centro. Valoran que «la gente cumple la norma, lleva mascarilla» y nunca han vivido ninguna situación desagradable. El recorrido de esta línea pasa por los hospitales, Parque Ferrol y el instituto, por lo que es una de las más concurridas de la ciudad. Cuenta con una capacidad para 46 viajeros. Con la última norma podrían subirse hasta 35 personas sentadas y el 25 % de los usuarios de pie. Ayer, el que salió a las 8.30 horas llegó a un tope de 14 personas, por lo que no hizo falta completar los asientos.

Laura Campo, acude al hospital por una cita médica con su bebé. «Vivo en Ferrol entonces todo me queda cerquita, uso poco el autobús. Pero las pocas veces que lo cojo veo que la gente es consciente de la situación», agradece. Raquel Díaz hace el camino a la inversa. Lleva quince días acudiendo a diario por rehabilitación. El problema de la falta de horarios provoca que tenga que ir en taxi y vuelva a casa en bus, sino, tendría que esperar media hora a que empiece su sesión. «No están las cosas como para ponerse a esperar en el hospital, además, yo soy persona de riesgo», explica. Reconoce no tener miedo ya que nunca coincide con mucha gente. «No tengo contacto directo ni con el conductor ni con el resto de personas», incide.

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Para ir a trabajar a Caranza, Ana Graña usa a diario la línea que conecta con este barrio. Su única crítica es acerca del uso del gel hidroalcohólico. «Hay al entrar, pero la gente no lo usa», valora.