«Me pilla con la compra hecha y todo reservado para el fin de semana»

Carla Elías Martínez
Carla Elías FERROL

FERROL CIUDAD

Los hosteleros creen que muchos negocios no resistirán a las restricciones

04 nov 2020 . Actualizado a las 21:40 h.

A mediodía, decenas de hosteleros se concentraron en la plaza de Armas de Ferrol para denunciar la situación que atraviesan. Pocos imaginaban que apenas una hora después el presidente de la Xunta anunciaría la inclusión de Ares y Mugardos en el cierre perimetral de Ferrol, Fene, Narón y Neda, y la clausura de la hostelería de los seis municipios, excepto el servicio de recogida y a domicilio. «Estamos cabreados. Nos pilla con la compra hecha y todo reservado para el fin de semana. Aquí pasamos de una situación de normalidad al cierre», lamentó Luis Carlos Barca, del restaurante Avenida, en Ares. Indica que, al menos, cuentan con la posibilidad de recoger comida para llevar. Con más resignación recibieron la noticia los hosteleros ubicados en las zonas con restricciones desde la semana pasada. «Me lo temía y no cogí mercancía. El viernes cierro, y al ERTE. Es como si te cogieran y no parasen de hacerte aguadillas», reconoce Isabel Gundín, del café Plaza Verde, en Fene. El café es el sustento familiar, su pareja está realizando un curso y tienen una niña pequeña.

Desde la Asociación de Empresarios de Hostalería de Ferrol e Comarcas estiman que la medida afecta a unos 800 locales. «Es muy grave para el sector. Si hay que cerrar, se cierra, pero las ayudas que hubo la primera tanda deberían ser automáticas ahora», pide Luisa Barro, gerente de la entidad. Hay quien ya advierte que no podrá mantener sus negocios. «Mandan el cierre y luego piensan en las ayudas. Tendrían que hacerlo al revés, sino llegan tarde, mal y arrastro. Mantener un local es muy difícil, imagina dos», lamenta Julio Campoy, dueño del Bianco Café, en Ferrol, y La Suite, en Narón. Cuenta con tres empleados en cada uno. «A fin de mes van a cobrar autónomos, seguridad social, el alquiler te lo pueden condonar o no...», advierte.

Las restricciones también afloran el lado más humano. «Decidimos poner el café, bebidas y desayuno para llevar para no estar en casa comiéndonos la cabeza porque nosotros no tenemos terraza. Tuve un cliente que, por echarnos una mano, nos vino con un termo para que se lo llenáramos de café. Viene gente pidiendo una cerveza para llevar teniendo al lado un supermercado. Nos quieren echar una mano. Es muy emocionante y te da fuerza», cuentan Telma Rodríguez y Alberto Sequeiro, de El Café de Telma, en Narón.