Hospitalizados en casa: «Con la alerta seguimos acudiendo a ver pacientes»

Bea Abelairas
Bea abelairas FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

CESAR TOIMIL

Cada mes el equipo de HADO realiza 300 visitas a 20 enfermos críticos

01 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay un servicio del Complejo Hospitalario Universitario de Ferrol que no ha parado desde el inicio de la pandemia, a pesar de que estaba en primera línea de peligro de contagios. Se trata de Hospitalización a Domicilio (HADO), los dos médicos y las cinco enfermeras que lo componen no han fallado ni un solo día en sus visitas a las casas de los 20 pacientes críticos que llevan ahora mismo, la mayoría encamados, y que están hospitalizados en sus casas. Estos enfermos y sanitarios siguen libres de covid, aunque conseguirlo no ha sido una tarea sencilla.

La responsable del servicio es la médico Carmen Carballada y explica que en su área muy pocas situaciones se pueden resolver a distancia, como sucede en los centros de salud. «Desde el inicio de la alerta seguimos acudiendo a ver los pacientes, el problema ha sido encontrar cómo hacerlo de forma segura, porque no había protocolos, hemos ido investigando», explica al término de una de sus jornadas. Cada día salen tres o cuatro coches del CHUF: en la mayoría van médicos y enfermeros a las viviendas de personas que bien están en un estado avanzado o terminal de una dolencia y necesitan un seguimiento muy cercano. Aunque la mayoría son mayores que apenas salen de la cama, tienen una larga lista de padecimientos, y una familia que los cuida.

Carmen y la enfermera que la acompaña vigilan el estado de cada uno, pero también hablan con el cuidador, le dan consejos que antes de la pandemia eran charlas casi de alivio o respiro para estas personas. Ahora se siguen produciendo, pero es el momento que más marca el coronavirus, porque hay que mantener las distancias. «Les pedimos que estén con mascarilla, que en la medida de lo posible la casa esté aireada y que solo se quede una persona para minimizar riesgos de transmisiones», cuenta Carballada, que junto a sus compañeros han creado un sistema para renovar instrumental y todos los objetos que pueden ser un canal de riesgo para el virus. Lo consiguen con un proceso que genera mucho más trabajo al realizar una limpieza cuando salen de cada vivienda, cuando llegan al hospital y dejando una parte en el coche para depositar los elementos que consideran contaminados tras ser usados.

«No han acusado la soledad»

En las residencias muchos ancianos han perdido la ilusión después de meses sin apenas visitas, pero curiosamente los pacientes que están dentro del programa de HADO no acusan tanto este problema. «La mayoría ha seguido viendo a su cuidador de siempre y ya antes no tenían demasiado contacto con el exterior, así que no han sufrido mucho en ese sentido», explica una médica que incide en que este servicio es esencial y no se puede sustituir casi nunca por otras alternativas, aunque durante lo peor de la alerta sanitaria realizaron mucha labor a través de llamadas telefónicas a las familias.

«Durante el confinamiento y en la pandemia en general el reto emocional que tenemos es el de la resistencia, pero no es algo sencillo de asumir -reflexiona Carballada-. No obstante, creo que esto siempre es más llevadero si uno se sitúa en su casa y acompañado por los suyos, tal vez por eso desde el punto de vista sanitario en HADO quizá se hayan visto menos las consecuencias de la pandemia a nivel individual».

La mayor parte de las visitas son para controlar la medicación y repasarla con sus familiares, pero muchas jornadas estos equipos se desplazan por urgencias o agravamientos que consideran que pueden atender en la casa de los enfermos sin que estos tengan que acudir al hospital. Esta es precisamente una de las grandes ventajas en estos momentos para unas personas cuyo estado de salud es muy frágil. Así pueden evitar salir de casa y riesgos de contagios.