«Fotografiar sitios abandonados es como hacer un viaje al pasado»

FERROL CIUDAD

Muiños expuso su obra fotográfica recientemente en el centro Torrente Ballester
Muiños expuso su obra fotográfica recientemente en el centro Torrente Ballester JOSE PARDO

Carlos Muiños es una caja de sorpresas. Trabaja como técnico de iluminación en el Jofre, cultiva la fotografía Urbex y tiene una marca de ropa con diseños underground

04 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Si siempre resulta complicado escribir el inicio de un artículo, la tarea se torna aún más complicada cuando el protagonista es alguien tan polifacético como Carlos Muiños (Ferrol, 1982). Porque, vamos a ver, ¿por dónde se puede empezar a hablar de un chico -va camino de los 40, pero conserva un aire de lo más juvenil- con un currículum que lo retrata como músico, mánager de artistas, fotógrafo, diseñador y técnico de iluminación?

Por suerte, él mismo se encarga de poner fin al dilema. «En realidad, en lo que más centrado estoy ahora mismo es en la fotografía», comenta Muiños, conocido en las redes sociales como MFH. «Son las siglas Muiños from hell, porque a mí siempre me ha gustado mucho la cultura underground y el metal», explica sobre el origen de su nombre artístico.

Empecemos pues por la fotografía. Carlos me cuenta que la afición se la debe a sus padres, Fran y Loli, que fueron los que le compraron su primera cámara hace solo cuatro años. Lo que empezó como una simple afición fue a más, hasta el punto de que Muiños ha trabajado ya para la firma de gafas de sol Tijn y ha colaborado con otras como Gonorthy o Wakea. Le apasiona la fotografía urbana, los retratos y los paisajes, pero lo que realmente lo tiene obsesionado últimamente es el estilo Urbex, centrado en imágenes que capturan la belleza de lugares abandonados y decadentes. Buscando ese tipo de instantáneas, Carlos ha viajado cámara en mano por diferentes rincones de Galicia, Asturias y Portugal, y recientemente el fruto de todo ese trabajo se pudo contemplar en la exposición Os soños esquecidos, clausurada hace apenas una semana en el Torrente Ballester.

De todas las imágenes que inmortalizó con su objetivo en esos viajes, hubo dos que a Carlos le impactaron de forma especial: una antigua fábrica de loza y un palacete del año 1732. Me pica la curiosidad y le pregunto en qué sitio están. Y él, rápido como una flecha, me responde con las tres reglas de oro que deben respetar todos los fotógrafos Urbex: «No robes nada, no rompas nada, y nunca des la localización exacta de los lugares que visites». ¿Por qué? Pues ni más ni menos que para evitar que esos lugares llenos de belleza sean saqueados por los vándalos.

Para Carlos, «fotografiar sitios abandonados es como hacer un viaje al pasado». Y asegura que, pese al ambiente lúgubre de algunos de ellos, nunca siente miedo al visitarlos. «¿Que si me da yuyu? ¡Qué va! Casi siempre voy con otros fotógrafos y nunca les pedimos permiso a los fantasmas para entrar», comenta entre risas.

Su marca: Xplore or Die

Como ya advertíamos al principio, Carlos es lo que se dice un culo inquieto, con el talento repartido en muchos frentes. Así que ahora toca dejar la fotografía para centrarnos en su faceta de diseñador de camisetas y sudaderas. El año pasado lanzó su propia firma, Xplore or Die, en la que cuenta con la ayuda del tatuador Jas y crea diseños de estética urbana, con un toque rockero y underground. «Diseño las sudaderas que a mí me gustaría comprar y no encuentro en las tiendas», dice sobre sus creaciones.

Además, aunque hace ya dos años que tiene aparcada su faceta musical, Muiños también toca la guitarra eléctrica, ha militado en varias bandas de música -entre ellas, la metalera Brainwash- y ha ejercido de mánager de artistas como David Perdomo y Jamie Fithring. Pero lo que le da de comer no es la música ni la fotografía ni el diseño, sino su trabajo como técnico de iluminación en el Jofre. Por su experiencia, asegura que al público ferrolano le cautiva la ópera, el pop indie y los montajes con rostros conocidos, aunque «aún tiene una cuenta pendiente con el teatro gallego». Y, como profesional que conoce bien ese terreno, se enorgullece del elevado nivel cultural de Ferrol. «Aquí hay un volumen exagerado de músicos, pintores, poetas, fotógrafos... Es algo que llama la atención y no se da en otras ciudades».