El Pazo da Merced triunfa con sus cenas en un iglú

Carla Elías Martínez
Carla Elías FERROL

FERROL CIUDAD

Propone una experiencia gastronómica distinta en estas estructuras con vistas a la ría

02 oct 2020 . Actualizado a las 12:22 h.

«Queríamos darle un motivo a la gente para que nos visite, ofrecer una experiencia diferente a nuestros clientes». Así presenta Guillermo Alcalá, gerente del Pazo da Merced, la última moda de restauración en la comarca, su restaurante Igloo by Pazo da Merced. El establecimiento, dedicado durante más de una década a hotel y espacio privilegiado de celebración de eventos, se ha reinventado para paliar la crisis sanitaria del covid-19 con una propuesta gastronómica innovadora. «La idea surgió en el confinamiento y la cogí de un viaje que hice a Francia. Los vi en un hotel en Burdeos, porque esto en Europa funciona mucho. Estas estructuras permiten cenar en habitáculos individuales bajo las estrellas y frente a las aguas que bañan la ribera de Neda», señala Alcalá.

Querían proponer una experiencia diferente pero adaptada a la nueva realidad del covid-19. En los jardines del Pazo cuenta desde agosto con cinco estructuras que adquirió a una empresa alemana donde se ofrece el servicio de cenas. «Reúnen las mejores condiciones para salir a cenar con el coronavirus. No deja de ser un comedor que no compartes con nadie, no estás en un salón con más comensales. Tiene ese punto de innovación y adaptación», destaca el impulsor.

El servicio se puso en marcha en agosto y agradece la gran acogida. «Ha sido fantástico, increíble. Desde que inauguramos hemos llenado todos los días y con lista de espera. Ahora ya se ha relajado un poquito, no hay que esperar los quince o veinte días para tener hueco un sábado, pero se acaba llenando», señala.

Cada uno de los iglús está climatizado y construido en PVC, lo que los hace resistentes al viento, lluvia y temperaturas extremas. Puede recibir hasta 8 comensales por reserva. Sobre la carta, a cargo del chef Israel Barrientos, el gerente destaca que es «una cocina de mercado, sencilla pero con toques de innovación». «Jamón al corte, gazpacho tradicional, zamburiñas gratinadas o croquetas caseras; pulpo y crema de patata, tacos de rape frito y cuscús, brocheta de entrecot y pisto manchego o brioche de lacón, mozarella y pimienta son algunas de las sugerencias de una carta que, como el propio espacio, muda al ritmo del mercado y las temporadas», destaca.

El calendario con el que trabajan es continuar este mes de octubre y descansar en noviembre, con la idea de retomar el proyecto en diciembre y enlazar ya con el próximo 2021. Y es que si la experiencia fue inolvidable en verano, ahora merece la pena disfrutarla con los temporales de invierno. «Además del atractivo de cenar en un sitio que no se ve por la zona, ahora, con el invierno la experiencia es incluso mejor. Vivir una tormenta dentro es espectacular, una experiencia única. Se está con condiciones de temperatura y todo perfecto, y te está cayendo la mundial encima», señala el impulsor.