Eugenio Eiranova: «La gente ha salido del confinamiento con muchas ganas de moto y libertad»

FERROL CIUDAD

JOSE PARDO

Acaba de estrenar taller y tienda en el 82-84 de la carretera de Castilla, donde comanda el negocio que heredó de su padre y que pronto cumplirá 60 años de vida

07 sep 2020 . Actualizado a las 11:16 h.

Durante la entrevista la mascarilla le cubre casi todo el rostro, pero sus ojos revelan que se siente tan ilusionado como un niño con zapatos nuevos. Eugenio Eiranova Tenreiro (Ferrol, 1969), todo un referente del mundo del motor en la comarca, se ha colocado de nuevo en la parrilla de salida para inaugurar una nueva y emocionante etapa en su ya larga trayectoria profesional. A principios de este año trasladó su taller del polígono de A Gándara al 84 de la carretera de Castilla, y hace apenas quince días estrenó una coqueta tienda-boutique justo al lado, en el número 82, donde se exhibe la exposición de bólidos de dos ruedas y se puede adquirir todo tipo de accesorios para motos y motoristas. «Estoy muy ilusionado, porque esto es como volver a empezar. El negocio sigue siendo el mismo, pero volvemos con nuevos proyectos, más ganas y mucha fuerza», comenta entusiasmado.

Charlamos en la oficina del taller, y allí, entre fotos familiares y pequeños coches y motos de juguete, Geno -como lo conoce todo el mundo- retrocede hasta su infancia para relatar los orígenes de la empresa familiar. Corría el año 1962 cuando su padre fundó el negocio en el número 157 de la carretera de Castilla, donde Geno, con solo cuatro años, ya empezó a familiarizarse con el oficio. Mientras otros niños jugaban al fútbol, él andaba siempre con las manos manchadas de aceite. «Yo estudiaba en el Tirso de Molina, y cuando el bus nos llevaba a casa, yo ya me bajaba en Fajardo para ir directamente al taller, donde desmontaba motos, cambiaba bujías y hacía de chico de los recados», rememora.

En el año 1985, el taller da el salto al polígono de A Gándara, donde se convierte en servicio oficial de Yamaha y comienza a colaborar activamente en todos los eventos relacionados con el mundo del motor. Poco después, a Geno le llega la hora decidir su futuro laboral, y aunque su sueño era ingresar en la Escuela Naval de Marín, por un «sentido de la responsabilidad» decide estudiar Empresariales en Santiago para volcarse después de lleno en el negocio familiar. «Las motos son mi pasión, pero esa es una espinita que tengo ahí clavada. Me hubiera gustado ser marino, pero por no defraudar a mi padre no tomé ese camino», dice con sinceridad. Aquella decisión no tuvo marcha atrás, y desde que terminó la carrera, Geno ha vivido por y para un negocio que en este 2020 cumple la friolera de 58 años. ¿El secreto de su longevidad? Él no lo dice, porque no le gusta echarse flores, pero quienes lo conocen y lo quieren bien aseguran que todo se debe a los valores que lo definen: honestidad, dedicación y transparencia.

JOSE PARDO

«Mi padre me enseñó que la honradez es lo más importante en un negocio y eso es algo que siempre tengo muy presente», asegura este hombre de carácter noble. Geno ha tenido que superar muchos baches en su vida, como la muerte de su padre en un accidente de moto en el año 2003 o la crisis económica que hundió al sector en el 2008, pero él se supo recuperar y ahora disfruta de un momento dulce en su nuevo taller, donde cuenta con la ayuda inestimable de David, su querido Filucho, un mecánico como la copa de un pino.

Además, por si estar de estreno no le bastase, el enclaustramiento al que obligó la pandemia ha traído consigo muchas alegrías al negocio, con un repunte tanto en las ventas como en las reparaciones. «La gente ha salido del confinamiento con unas ganas enormes de coger la moto y experimentar esa sensación de libertad que te da. Después de estar encerrados tanto tiempo, muchos se han dado cuenta que la vida son dos días y hay que disfrutarla. Quienes tenían el sueño de comprarse una moto, no han querido esperar más y lo han hecho, y los que la tenían tirada en el garaje, la han traído al taller para ponerla a punto». Y Geno no solo habla de ellos, sino también de ellas. «A las mujeres les gustan las motos grandes y cada vez hay más moteras».