La parada de remolcadores oceánicos en Ferrol palía la caída del tráfico de carbón

Manuel Arroyo Alves
Manuel Arroyo FERROL

FERROL CIUDAD

CESAR TOIMIL

Siete buques han utilizado ya el muelle como base de espera

27 ago 2020 . Actualizado a las 13:16 h.

El muelle interior de Ferrol ha operado desde finales de mayo como base de hasta siete buques de apoyo a plataformas oceánicas que se quedaron sin trabajo a causa de la crisis sanitaria. Ese contexto desfavorable para la actividad económica supuso un balón de oxígeno para la Autoridad Portuaria, que califica de «gran operación» la captación de la parada de los remolcadores de Topaz Energy & Marine, perteneciente al megagrupo P&O Maritime, ambos de matriz dubaití. Desde la entidad portuaria se destaca que «supone una importante aportación económica que ayuda a paliar el descenso de ingresos motivado por la drástica caída en el tráfico de carbón» y, por otra parte, aporta «experiencia y posicionamiento como puerto competitivo en el negocio de los buques inactivos en espera de negocio, muy activado por la crisis del coronavirus -especialmente para los buques de crucero- y por la crisis de precios del petróleo», como es el caso de estos buques.

En Curuxeiras

El muelle de atraque de la flota Topaz es el espigón exterior de la dársena de Curuxeiras, que antes de la llegada de los remolcadores oceánicos se destinaba al amarre de cruceros pequeños y de remolcadores de varias administraciones con escalas permanentes o cortas.

Los tres primeros barcos del «lay-up» -período sin servicio- acordado con Topaz llegaron el 29 de mayo. Fueron el Topaz Isra, el Topaz Megan y el Topaz Xara, todos procedentes de Nigeria, construidos en el 2014 y con eslora (largo) de 75 metros. A continuación se añadió un cuarto buque, el Topaz Captain, de 84 metros, y que se fue contratado el 29 de junio. El 1 de julio se añadieron otros tres barcos: los gemelos Topaz Sophie y Topaz Faye (75 metros) y el Topaz Endurance, de unas dimensiones ligeramente mayores.

Los remolcadores permanecen en una suerte de letargo, inactivos, solo con trabajos de mantenimiento y revisiones habituales, esperando contratos relacionados con su sector, el de las plataformas petrolíferas, de gas y eólicas; y con la tripulación mínima de seguridad. En navegación van a bordo entre 17 y 20 tripulantes por barco, mientras que en su estado de inactividad cuentan con once tripulantes y dos superintendentes, según las fuentes consultadas en el Puerto, que apuntan que el armador podría derivar a Ferrol, su base de espera, otros barcos de la zona atlántica que se queden sin trabajo. A día de hoy, es previsible que a finales de septiembre zarpen dos de ellos hacia el Golfo Pérsico. También es muy probable que venga un buque a la conclusión de sus tareas en el Mar del Norte, e incluso se podrían añadir dos más que actualmente operan en África Occidental.