La nostálgica y resistente presencia del fotomatón

PABLO J. RAÑALES / B.C. FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

Juan Galdo, dueño de Kiosko San Amaro, con el fotomatón de Tecnotron
Juan Galdo, dueño de Kiosko San Amaro, con el fotomatón de Tecnotron KIKO DELGADO

Ferrol cuenta con cuatro máquinas de fotografía instantánea operativas

15 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Todavía pervive, aunque de manera más débil que antes, la conexión directa entre los espacios públicos y las máquinas automáticas para sacar y revelar instantáneas. Los fotomatones resisten en las estaciones de trenes y de buses, pero también se han ido desplazando poco a poco hacia lugares cerrados que permiten escapar del vandalismo y del rápido deterioro. Algunos se encuentran en centros comerciales, haciendo recordar su propia existencia y la relación que la fotografía automática establece con lo público, pero otros se trasladan hacia quioscos pequeños, situados en puntos específicos para suplir la necesidad de las fotos de carné, como ocurre en el Kiosko San Amaro, de Juan Galdo.

El fotomatón, en el interior del quiosco y enfrente de la comisaría de Policía Local, aún registra visitas diarias. Galdo explica que ya estaba antes de que él se hiciera cargo del establecimiento y que la empresa que lo gestiona, Tecnotron, se responsabiliza del mantenimiento y de la limpieza por el covid-19. Nada escapa de la «nueva normalidad», tampoco el fotomatón, que se limpia tres veces por semana por parte de los técnicos de la compañía. Juan Galdo declara que a Tecnotron, considerada como la principal compañía a nivel nacional relacionada con estas máquinas, le interesa tener el fotomatón en su local para que esté bien cuidado y sin destrozos, más teniendo en cuenta que obtiene beneficios en base a comisiones. La propia empresa ha aumentado poco a poco su catálogo de fotomatones y servicios, hasta llegar incluso a la impresión de fotografías de Instagram, arquetípica de algunos centros comerciales.

En Ferrol, Tecnotron mantiene tres fotomatones, además del situado en San Amaro. Dos están en las estaciones de transporte público de la ciudad, debido a los convenios que Tecnotron tiene con Renfe o Adif, y el tercero se encuentra en O Inferniño.

Desde Jofil Fotografía, su dueño, José Filgueira, admite que siempre se ha notado algo la incorporación de este tipo de máquinas de fotografía automática, pero que la gente, al final, opta por el trato humano. «Prefieren que esté la persona, les enseñe la foto y puedan repetir lo que quieran», expone. La cercanía personal se contrapone al proceso mecánico del fotomatón. Elena García, de Eiravedra Fotógrafas, confluye hacia la misma idea, y también comenta que ha vivido un aumento considerable de las fotos de carné tras el confinamiento por los documentos caducados y las matrículas pendientes.

En la actualidad, el fotomatón evoca sobre todo los cambios tras la democratización de la cámara y el nacimiento de la fotografía digital, y se convierte en un elemento melancólico dentro de los espacios públicos, como lo fueron en su momento las cabinas telefónicas. El fotomatón aguanta, se readapta y convive con los quioscos, las estaciones y los centros comerciales mientras aluden a otra época distinta.