Las instantáneas del olvido

PABLO J. RAÑALES / A.U. FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

La búsqueda de localizaciones y el componente aventurero, claves dentro del estilo Urbex
La búsqueda de localizaciones y el componente aventurero, claves dentro del estilo Urbex CEDIDA

El ferrolano Carlos Muíños desarrolla una rama fotográfica, denominada como Urbex, que muestra la belleza estética de los lugares abandonados

20 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Hablar de fotografía supone acercarse a su relación con la memoria y el pasado. La fotografía, primero como práctica y luego como arte, representa una forma de solventar un miedo atávico del ser humano: el miedo a olvidar. Y quizá por eso la fotografía de exploración urbana, también bautizada bajo el sobrenombre de fotografía Urbex, se caracteriza por utilizar espacios deshabitados, entre otras cosas, como elementos centrales de sus composiciones; es una forma de acercarse al olvido, repensar el presente e imaginar el pasado. El fotógrafo ferrolano Carlos Muíños, conocido como Mfh Ferrol, practica desde hace cuatro años una de las modalidades de exploración urbana; busca lugares abandonados para fotografiarlos y llevarlos hasta la liquidez de las redes sociales, donde ya se está abriendo hueco. Hablamos con Carlos Muíños sobre su relación con la fotografía Urbex, pero también sobre memoria y pasado.

-Si uno rastrea un poco por Internet, encuentra que Urbex se cataloga como moda. ¿Lo es?

-Quizá comenzó siendo moda, sobre todo relacionada con la gente joven, Youtube y sus vídeos de sus exploraciones, pero ahora se está profesionalizando. Yo hacía exploración urbana de chaval, pero no conocía el concepto de fotografía Urbex hasta que un amigo me dijo que seguro que esto de explorar y fotografiar edificios abandonados me gustaría. Ya tenía ese afán de buscar sitios raros, y conocía lugares muy interesantes para fotografía Urbex, desde antes.

-En la fotografía de sitios abandonados que practica, ¿existe algún código ético?

-En principio, hay cuatro normas que indican el camino. Que no te vean al entrar, tanto por ti como porque otra persona te intente imitar; no robar y no destrozar o tocar nada, por respeto a la propiedad ajena y, por último, la más importante: no revelar públicamente dónde están las ubicaciones.

-¿Y por qué no se comparten?

-Principalmente, para que los sitios se conserven y se evite el vandalismo. Si se populariza una localización, el sitio puede acabar destrozado porque va gente fuera del entorno Urbex sin este código ético, digamos. Hay respeto absoluto, porque si quiero volver el día de mañana a hacer fotos, quiero encontrármelo igual que la primera vez, para que el lugar no pierda y no termine destrozado.

-¿Qué relación tiene con el olvido?

-Es una fotografía que habla de lo que no se recuerda, pero también de lo que ya no se va a volver a ver nunca. He estado, por ejemplo, en un palacio de Portugal de 1732 que mostraba una forma de vivir que ya no existe. Me he encontrado corsés antiquísimos en los armarios o, en otras ocasiones, coches abandonados de comienzos del siglo pasado y hasta mesas sin recoger, como si se acabaran de ir corriendo. Todo dentro de sus esencias.

-Explora también Ferrol. ¿Qué encuentra en la ciudad desde la óptica de la exploración urbana?

-A Ferrol le pasa que tiene mucho pasado, pero no mira tanto hacia el presente. Las nuevas obras siempre apuntan a los mismos siglos. Le hace falta más conexión entre lo moderno y lo clásico, en todos los sentidos.

QUIÉN ES

Carlos Muíños se aventuró hace cuatro años con la fotografía de exploración urbana, focalizada sobre todo en sitios deshabitados. Cercano a su personalidad, el estilo Urbex se convertía en la forma más familiar de explotar el rendimiento de su equipo fotográfico sin dejar de lado el componente más lúdico, pues la exploración urbana se sigue sustentando en compartir localizaciones, en ayudar a explorar o dejarse llevar. Ahora, Muíños culebrea en Facebook e Instagram, donde ya cosecha casi 4.500 seguidores, bajo la marca Mfh Ferrol, pero con el recuerdo aún reciente de su exposición fotográfica, en el Centro Cívico de Canido, Os soños esquecidos.