La mili

José Picado DE GUARISNAIS

FERROL CIUDAD

21 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Cartagena, esa maravillosa ciudad milenaria comprometida por el Estado como Ferrol y Cádiz en la acogida de las capitanías de las antiguas zonas marítimas, cuida un sencillo y valioso monumento: la estatua de un marinero. A pocos pasos del cuartel de instrucción, hoy reconvertido en Museo Naval, se ve al marinero con el petate reglamentario vistiendo lepanto, peto de gala y pañuelo tafetán. Es un homenaje a los miles de hombres (hubo una época en que solo hacían la mili los hombres) que recibieron allí su instrucción marinera, el período inicial de lo que se llamaba el Servicio Militar Obligatorio. El marinero representa una etapa que marcó la vida de la ciudad como también lo hizo en Ferrol, aunque aquí se prefiera colocar en un lugar destacado la escultura de un toro, dada la enorme tradición ferrolana por los toros, los toreros, las corridas, los pasodobles, el flamenco y la tauromaquia en general. Ustedes ya me dirán.

El Servicio Militar Obligatorio dejó de existir en 2001. Dejó de existir porque dejó de tener sentido, naturalmente, además de provocar un fuerte rechazo por buena parte de la población. España no consideró necesario prepararse para una guerra que no llegaría y los ejércitos no podrían mantener los costes de un personal tan numeroso ni mucho menos su motivación.

La mayoría de países occidentales dejaron de hacer obligatorio su servicio de armas porque consideraron que atentaba contra la libertad individual y de conciencia, en muchos casos truncaba la carrera educativa y profesional de sus jóvenes y además habían constatado que un porcentaje muy alto de sus ciudadanos no estaban «hechos para el entrenamiento militar». La mili obligatoria ya no volverá a tener cabida en nuestro modelo social, aunque se siga manteniendo en más de sesenta países. En los últimos años se recuperó una figura distinta aunque con ciertas similitudes. Algunos países cercanos implantaron una especie de servicio nacional, a veces voluntario, en el que los adolescentes y jóvenes conviven unas semanas aprendiendo a comportarse ante situaciones de emergencia, conocer técnicas de primeros auxilios, leer mapas y situarse en el territorio o la mar, conocer la estructura de Defensa nacional y materias similares.

La Operación Balmis puso a los ejércitos al servicio del país para ayudar en el estado de alarma ante la calamidad provocada por un virus que paralizó el mundo. El debate acerca de si en España tendría que implantarse un nuevo tipo de servicio que hiciese competentes a los ciudadanos para poder ayudar en momentos críticos ha vuelto con cierto brío. Ferrol, ciudad experta en instrucción marinera, está alistada para acoger y entrenar a miles de jóvenes, como siempre hizo.