Los feriantes piden ayudas que palíen el impacto de la suspensión de las fiestas

ANA F. CUBA NEDA / LA VOZ

FERROL CIUDAD

Pista de coches de choque de Eladio Silva, feriante del municipio de Neda
Pista de coches de choque de Eladio Silva, feriante del municipio de Neda CEDIDA

Todos los profesionales del sector están parados, algunos sin derecho a prestación

15 may 2022 . Actualizado a las 12:00 h.

Los feriantes piden ayudas que mitiguen el impacto de la suspensión forzosa de fiestas y ferias por el covid-19, que les ha dejado sin actividad. Pero, sobre todo, reclaman atención. «Hablan de todos los sectores menos del nuestro, nadie se acuerda de nosotros, ni siquiera nos nombran», denuncia Canoly Pita. Esta ferrolana de 45 años empezó a moverse de verbena en verbena desde que se casó. Su marido, Félix Martínez, de 50 años, «es feriante de pura cepa», igual que sus padres y buena parte de la familia.

Canoly compagina el hinchable con la hamburguesería y churrería ambulante. Su temporada comenzaba en Semana Santa y continuaba en las fiestas de O Alto. «Después venían las de la Virxe da O, el San Isidro de Cedeira, Perlío, la concentración de motos de Os Fojeteiros, Freixeiro, el San Xoán de Ferrol, el San Pedro de Miño.... Ninguna de esas se va a hacer, ya nos llamaron las comisiones para avisarnos; tampoco las de Ares ni la fiesta del pulpo de Mugardos, y las del 15 de agosto, que es el bum de los feriantes, lo más seguro es que no se celebren», cuenta.

Juegos hinchables de Canoly Pita, feriante de Ferrol
Juegos hinchables de Canoly Pita, feriante de Ferrol

Eladio Silva (Neda, 1970) gestiona los coches de choque desde hace 27 años, cuando se jubilaron sus suegros. Trabaja con su mujer y su hija, que también regentan una hamburguesería y churrería móvil. «En Neda somos 12 autónomos [todo el año] y otros 11 que solo se dan de alta en verano, los seis meses que dura la campaña. Nosotros estamos cobrando la prestación por cese de actividad, pero ellos no tienen derecho a nada», explica. En su caso, con los camiones de las atracciones aparcados en el interior de la nave, ha podido cancelar los seguros. «Los paralicé todos, tienes que reducir gastos porque si no... La perspectiva no es buena, todo comenzaba en mayo, y está parado, y lo más probable es que en verano siga todo cerrado», pronostica.

Inviable aplicar restricciones

Otros compañeros son más optimistas. «Una esperanza siempre hay -reconoce Eladio-, pero aunque dejen hacer fiestas en verano y podamos abrir, con las condiciones que nos van a poner, las atracciones no son viables». Este veterano del sector no ve factible reducir el número de coches sobre la pista y desinfectarlos todos después de cada vuelta, antes de volver a arrancar.

«Eso exige mucho tiempo y si no aprovechas las cuatro horas más fuertes de la tarde, ya no te vale la pena salir», señala. La churrería, que instalan en Cedeira de mediados de noviembre a finales de abril, tuvieron que retirarla antes de tiempo. «En verano -apunta-, aunque podamos abrirla con una mampara, no se venden mucho loss churros».

Eladio y su familia se mueven por toda Galicia con las atracciones. Este año será diferente, «increíble», y por eso solicitan ayuda por parte de los concellos y han firmado un escrito promovido por asociaciones de feriantes de toda España para demandar atención para el sector por parte del Gobierno central. «En la zona de León les han ofrecido alguna ayuda y aquí queremos lo mismo, que se acuerden de nosotros, que pagamos nuestros impuestos y somos empresarios como los demás», abunda Canoly. Ella tampoco ve viable que los niños no se toquen en el hinchable, aun limitando el acceso, y desinfectarlo tras cada sesión.

Un sitio para poder trabajar

«Pedimos que no suspendan las fiestas, que las aplacen para cuando vaya mejorando la situación, y que los ayuntamientos nos dejen poner las atracciones en algún sitio para poder salir adelante, que tengamos alguna opción de trabajar porque hay muchos gastos que sigues teniendo que pagar», subraya esta ferrolana. El coronavirus ha obligado a cancelar las fiestas y también las ferias, como las que solía organizar en Semana Santa en Cedeira Luisa Blanco, vecina de Cerdido con un puesto de bisutería.

«Nosotros somos los más expuestos y con más riesgo de contagio, pero yo no me veo con una mampara y sin que la gente pueda tocar ni probarse las piezas. En las ferias se compra por impulso, y así, sin casi ver lo que hay, no funcionaría», sostiene. Tras dos meses de parón, echa en falta «el ambiente que se crea con los compañeros».