De Ferrol a la élite del fotoperiodismo

beatriz antón FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

Doce se ha llevado el premio POY por esta imagen, en la que se ve a un pescador capturando cangrejos en los manglares costeros de Brasil
Doce se ha llevado el premio POY por esta imagen, en la que se ve a un pescador capturando cangrejos en los manglares costeros de Brasil NACHO DOCE

Nacho Doce, de la prestigiosa agencia Reuters, acaba de ser galardonado con un premio Pictures of the Year por un reportaje sobre el cambio climático en Brasil

06 mar 2020 . Actualizado a las 00:05 h.

Nacho Doce (Ferrol, 1965) suspendió la selectividad dos veces. Y no hay día que no dé gracias por ello. Un aprobado le habría dado boleto para hacer Periodismo en la universidad, pero el doble batacazo en aquel examen lo llevó a estudiar Fotografía en Barcelona, donde inició el camino para convertirse en un fotoperiodista trotamundos, obsesionado por contar historias a golpe de un click. «Para mí, la cámara fotográfica ha sido como un libro que me ha enseñado a ser más culto sin leer, a conocer muchas realidades diferentes y a ser más comprensivo», comenta este fotógrafo de la prestigiosa agencia Reuters desde Barcelona, su nuevo destino tras haber pasado diez años en Brasil, desde donde se movía para trabajar por toda Latinoamérica.

Además de vivencias inolvidables, esa cámara de la que Doce habla con auténtica devoción también le acaba de valer un nuevo reconocimiento para su currículo. Nada más y nada menos que un premio Picture of the Year (POY), uno de los galardones de fotoperiodismo más importantes del mundo junto al World Press Photo. Doce se ha llevado los laureles en la categoría de Medio Ambiente por una de imagen tomada en los manglares de Cairu (Brasil), adonde viajó para mostrar los devastadores efectos que el cambio climático está provocando en ese pedazo de la naturaleza. Allí se encontró con José da Cruz, conocido por el apodo de «Vampiro» por sus llamativos dientes, un pescador que ha visto cómo sus capturas de cangrejos se han visto mermadas, casi a la mitad en los últimos diez años, a causa de la subida del mar derivada del calentamiento global del planeta. «Él me dijo una frase que se me quedó grabada y que creo que ilustra bien lo que está sucediendo: la naturaleza está enfadada», explica Doce sobre el protagonista de su reportaje.

En la imagen, el «Vampiro», en otra de las fotografías tomadas por Nacho Doce en los manglares de Cairu (Brasil)
En la imagen, el «Vampiro», en otra de las fotografías tomadas por Nacho Doce en los manglares de Cairu (Brasil) NACHO DOCE

En ese artículo también cuenta que el «Vampiro» no usa caña ni red, sino que se mete en el fango para sacar con sus propias manos los cangrejos de entre la maraña de manglares, como sale retratado en la imagen ganadora, tomada desde lo alto de un árbol. «Este premio supone una alegría, pero no tanto por mí, sino como por este pescador y por toda la gente que está viendo comprometido su medio de vida por la subida del nivel del mar. Es una llamada de atención para darnos cuenta de que el cambio climático es una cosa muy seria y por la que desafortunadamente no se están preocupando quienes deberían hacerlo», anota Doce.

Haber cosechado un POY, por tanto, es algo que le llena de satisfacción, aunque el ferrolano no ve este logro como el mayor de su carrera. «El reportaje del que me siento más orgulloso fue uno que le hice a una mujer que vivía en una favela, en condiciones durísimas, con tres hijos pequeños aquejados de una enfermedad rara y degenerativa. Ese trabajo no se llevó ningún premio, pero tuvo tanto impacto que la gente empezó a llamar a Reuters para donar dinero y al final se reunieron más de 15.000 dólares para esa familia», explica Doce. Aquel reportaje se titulaba Rose’s Divine Love y viendo las imágenes que lo ilustran queda claro que el fotoperiodista ferrolano está dotado de una enorme sensibilidad. Y que le mueven más las historias humanas y la gente de a pie que los grandes eventos y los personajes famosos, aunque estos hayan estado presentes también en su carrera.

El fotoperiodista ferrolano Nacho Doce, en una fotografía tomada por un compañero en la 7th Avenue de Nueva York
El fotoperiodista ferrolano Nacho Doce, en una fotografía tomada por un compañero en la 7th Avenue de Nueva York LUCAS LANDAU

Aunque en ocasiones su trabajo le ha puesto en situaciones peligrosos -como las que vivió en el Amazonas, «porque allí quien denuncia la deforestación se juega el cuello»- , Doce no lo cambiaría por nada del mundo. «Tampoco he tenido hijos, pero no lo siento como una renuncia», dice el fotoperiodista, a quien sus próximos trabajos lo llevarán a la calle, para retratar el desafío independentista, y también al lejano Japón «por el preolímpico y el coronavirus».

De Ferrol, se queda con la «morriña» por su madre, que ya tiene 93 años, con sus recuerdos de Bazán -donde trabajó como plomero tres veranos- y con los primeros maestros que le guiaron hasta la fotografía. «La vocación se la debo a mi papi, que filmaba películas en Súper 8, y a dos amigos fotográfos de la juventud: Ovidio Aldegunde y Quique Goday».