
El sector marítimo sostiene que si la obra sale bien vendrán más buques en 2021
26 feb 2020 . Actualizado a las 17:35 h.Resta poco más de un mes para que el crucero Azura llegue a las instalaciones de Navantia para ser sometido a una exhaustiva reparación. Todas las partes implicadas en la ejecución de este contrato trabajan ya en distintos frentes para que el engranaje funcione a la perfección. Los focos están puestos en el astillero ferrolano porque es el primer contrato de reparación y modernización de un buque de pasaje que va a desarrollarse en la ría.
Luis del Moral es el director general de Rubine, consignatario del barco, quien tiene claro que la ejecución de la reparación del Azura va a ser crucial para que Ferrol se haga un hueco en este mercado. «Si esto sale bien, para el año que viene vendrán más barcos», subraya.
El crucero llegará el día 4 de abril y permanecerá en el dique de mayores dimensiones de la antigua Bazán hasta el 13 de abril. La realización de todos los trabajos ligados a este contrato movilizará alrededor de 3.000 personas, entre la tripulación del buque, que permanecerá a bordo, los trabajadores de las compañías auxiliares que ha contratado el armador, la naviera británica-estadounidense P&O Cruises, y también los que aportarán firmas asentadas en la comarca ferrolana.
«Es una obra muy importante, y de gran envergadura. Si ahora lo hacemos bien, el año que viene podrían llegar cuatro o seis más», insiste Del Moral, quien se ocupa de otro contrato similar que también se llevará a cabo en Navantia, la reparación del crucero Marina, aunque llegará con una obra menor que el Azura.
Las tareas previas a la arribada del buque se simultanean entre todos los actores implicados. «Estoy todo el día en la carretera, entre Ferrol y Coruña», afirma, como anécdota. «Todos estamos trabajando en la misma dirección. Navantia también lo está haciendo muy bien, y a ver si cada uno aportamos nuestro granito de arena para que el negocio se consolide», añade.
Obra de envergadura
El buque Azura acaba de cumplir diez años en operación y de ahí que la naviera decidiese someterlo a este ambicioso proceso de modernización y redecoración. Según explica P&O Cruises, será un «reacondicionamiento multimillonario», que lo dejará completamente renovado para sus navegaciones habituales por el Mediterráneo, el Báltico y el Caribe.
Este navío de pasaje tiene 19 cubiertas. Las áreas abiertas de estas serán mejoradas, tanto las piscinas como las zonas de bar y comida al aire libre.
El spa y las dependencias para llevar a cabo distintos tratamientos de belleza también experimentarán un cambio.
En cuanto a la habitabilidad, «se incluirán alfombras nuevas en todo el barco y muebles en todas las áreas públicas, bares y restaurantes». Los camarotes «se actualizarán prestando atención a las camas, baños, carpintería, iluminación y diseño de interiores».
Zonas de entretenimiento
De igual manera se mejorarán todos los comedores y los lugares de entretenimiento, tanto de niños como de adultos.
El material para acometer esta exhaustiva reforma llegará a bordo de contenedores por tierra y mar. Solo en los próximos días arribarán con moqueta unos 40.
Un tipo de negocio que llega cuando se cumplen 16 años de la arribada del primer trasatlántico
La reparación de cruceros es una actividad en la que está especializado el astillero de Cádiz, que en los últimos años ha ido incrementado sensiblemente el número de obras en buques de este tipo. De hecho, detrás de la llegada de los dos cruceros que recalarán en el dique de mayor tamaño de la antigua Bazán se encuentra la saturación que experimenta esa factoría andaluza.
Navantia Ferrol se adentra precisamente en este mercado cuando se han cumplido 16 años de la primera escala de un crucero en el Puerto de Ferrol, el Black Prince, de la naviera Fred Olsen. Se trata de un tráfico que está ya plenamente consolidado en la ciudad. De hecho, el MS Marina, que será sometido a reparación entre el 23 y el 30 del mes de abril, ya ha llevado a cabo escalas en Ferrol. Precisamente hoy llega a la urbe naval un crucero, el Aidamar, procedente de Leixoes. Tiene capacidad para portar alrededor de 3.000 personas, incluyendo la tripulación.