Ferrol sufre otra oleada de estafas con billetes de 50 euros falsos

FERROL CIUDAD

Cesra Toimil

Los hosteleros extreman las precauciones, pero algunos siguen cayendo en la trampa

12 feb 2020 . Actualizado a las 11:02 h.

El sector de la hostelería está en el punto de mira de los estafadores que tratan de colar dinero sin valor como si fuera de curso legal, pero no son los únicos, porque también hay casos en otros negocios pequeños, como peluquerías o tiendas de barrio, que no cuentan con sistemas detectores como las grandes cadenas. Y es que los billetes falsos de 50 euros vuelven a circular al mismo ritmo o incluso mayor que en la oleada que se registró en la ciudad el pasado mes de diciembre, cuando la Policía Nacional detuvo a dos personas por estafar a una decena de establecimientos de hostelería. No obstante, cada vez cae menos gente en la trampa, por lo que los estafadores tienen que moverse más y con peores resultados.

Las últimas semanas se volvieron a registrar varios casos de estafas y tentativas en locales de los barrios de Ultramar y O Inferniño, principalmente, pero también en la avenida de Esteiro y el centro. Bianca Café fue uno de los afectados, la semana pasada con un billete de 50 euros y un mes antes con otro de diez.

La alarma está en la calle y los hosteleros extreman al máximo las precauciones, por lo que ya es habitual que al pagar una consumición o pedir cambio para sacar tabaco de la máquina, la persona que está detrás de la barra compruebe de forma minuciosa el billete.

Algunos locales ya cuentan con un sistema de cobro con máquina inteligente, que no acepta dinero falso o estropeado, como ocurre en Caffe Latte, de A Gándara; en otros se pasa siempre el «rotulador», como indican en la Estrela do Ponto, en Narón; o tocando el billete con las manos, mirándolo al trasluz por los dos lados, y ante la mínima sospecha, pasándolo por un detector homologado por la Casa de la Moneda, como hizo hace poco Eduardo López López, de la cafetería Aroma, ubicada en la calle Españoleto, evitando así que le colasen por buenos unos 50 euros que resultaron ser falsos.

Se trata de billetes que pueden comprarse a través de Internet a precios irrisorios -algunos cuestan un euro- y que llevan inscritas frases en chino.

«Se aprovechan cuando estás más atareado»

El establecimiento Bianca Café, ubicado en la travesía del Inferniño, fue víctima de una estafa con un billete de 50 euros el jueves de la semana pasada. Según explica su titular, Julio Campoy, un hombre de mediana edad le pidió cambio a la camarera para sacar tabaco de la máquina. Más tarde comprobaron que el dinero no era de curso legal y ya les había pasado otro caso hace un mes, con un billete de diez euros con el que pagaron una consumición. Julio Campoy asegura que los estafadores aprovechan los momentos en los que «estás más atareado» o cuando observan que la persona que los atiende es inexperta en el oficio.

Este hostelero reconoce que es un problema difícil de erradicar, puesto que muchos afectados ni siquiera presentan denuncia, por el engorro que supone un trámite de este tipo y dan por perdido el dinero, y los que son víctimas de una tentativa tampoco

La mujer que recorre todos los locales reclamando 20 euros

En paralelo a las estafas con billetes falsos, los hosteleros de Ferrol llevan semanas recibiendo la visita de una mujer de unos cincuenta años que intenta aprovecharse de ellos, aunque solo lo consigue en contadas ocasiones. Según explican los profesionales del sector, la técnica que utiliza es la de reclamar 20 euros, bajo el argumento de que el día anterior o unas horas antes le han dado mal el cambio de un billete de 50 euros. Lo intentó en Bianca Café y le dijeron que volviese al día siguiente para comprobar si había un descuadre en la caja. «Entra tratando de avasallar, pero cuando le dices que la recaudación estaba bien y que vas a llamar a la Policía, se marcha», según apuntó el dueño de este local, añadiendo que en la zona de O Inferniño lo intentó en todos los bares. Sandra Castiñeira, camarera de la cafetería Boss la define como «una profesional» que suele aprovechar los cambios de turno y asegura que ya recorrió todos los locales de Esteiro.

Uno de los propietarios de Vintage, Iván Prado, también es conocedor de las visitas de esta mujer en el barrio de Ultramar. «La atendí yo, me dijo que la víspera le había dado mal el cambio una camarera que precisamente había librado ese día. Cuando le hablé de avisar a la Policía me insultó y se marchó». Intentó, igualmente, engañar al personal del bar Aroma, atribuyendo el fallo en la devolución al jefe, «un hombre con camisa blanca, alto y calvo, y yo no soy así», apunta el aludido. Sí lo logró en una peluquería, en la que le cortaron el pelo e hizo amago de pagar con una tarjeta que no estaba operativa y se marchó sin más.