Alejandro Segura y su hijo Jorge juegan en el primer equipo del Rugbi Ferrol en la Primera División
16 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Alejandro Segura tiene 52 años, aunque sigue como deportista en activo. Juega en el equipo del Rugbi Ferrol que compite en la Primera División Gallega. Veterinario de profesión, siempre ha estado muy ligado al rugbi, tanto a la hora de jugar, como cuando toca transmitir todo lo que sabe a los más pequeños.
El pasado fin de semana tuvo la suerte de compartir vestuario son su hijo, Jorge Segura, uno de los talentos del club, que con solo 18 años, debutó en el primer equipo del Rugbi Ferrol. Ver a padre e hijo compitiendo juntos fue algo especial, un hito para este histórico club de rugbi ferrolano. Dos generaciones compartiendo la misma camiseta, por lo que recibieron las felicitaciones de toda la familia del club.
Alejandro Segura lleva toda su vida ligado a este deporte y sigue e activo porque es su pasión. Su hijo Jorge inició su andadura en la categoría sub-10 y desde ahí no ha parado de mejorar. En la actualidad es uno de los talentos del equipo ferrolano, con un prometedor futuro por delante. Junto a Martín Pérez y Yago Benito, forma parte de un grupo de doce jugadores que entre la pasada campaña y en la actual han llegado al primer equipo. Son parte del futuro del club.
Alejandro Segura y su hijo Jorge pudieron disfrutar de la primera victoria del Rugbi Ferrol en la Primera División de rugbi de Galicia, tras imponerse al Campus Ourense B por un tajante tanteo de 71-3. Tanto al padre como al hijo le quedan muchas batallas que librar por delante, ya que el objetivo del club ferrolano vuelve a ser ambicioso, subir a la División de Honor B del rugbi español, un premio que se le ha resistido en los últimos años. La tradición continúa y la pasión del rugbi pasa también de padres a hijos.
Un momento inolvidable
Alejandro Segura asegura que jugar con su hijo fue especial: «Fue un momento inolvidable —destaca—, es algo que deseas desde hace tiempo, aunque nunca sabes si va a suceder. A mi edad, el tema de las lesiones es decisivo, es como ir pisando sobre huevos. Cualquier cosa que tengas, un golpe, una torcedura, antes te recuperabas en tres días y ahora te vas a las tres semanas».
Está orgulloso de su hijo y de lo que ha trabajado para llegar al primer equipo. «Cuando pusimos el marcha la escuela en el club, él estaba jugando al fútbol, aunque yo lo acerqué al rugbi. Desde entonces no ha parado de mejorar, ha pasado por distintas categorías y por la selección gallega e incluso fue cuarto en un campeonato de España seven. Se maneja bien y de ahí que haya llegado al primer equipo».
Sobre consejos, asegura que desde pequeño tanto a él como a todos los que han pasado por la escuela les ha enseñado los valores del rugbi, aunque añade que en su caso insistió en la necesidad de no subestimar al rival.
Compartir el vestuario en un partido oficial del primer equipo reconoce que también fue algo sentimental: «Estuvimos pegados, tanto él como yo buscamos un poco el roce».