Más que nostalgia es abandono. Los ferrolanos, hasta hace dos años, teníamos consolidada la celebración de un concurso de piano que había alcanzado notable éxito, dimensión internacional y un incuestionable prestigio. Por segundo año consecutivo ha dejado de convocarse, sin explicar los motivos ni si es definitivo. Y, lo más grave, con el silencio cómplice de muchos ferrolanos, políticos y no políticos, que conocen la importancia de eventos como este en la vida cultural de la ciudad y en su promoción. Se dice que la razón es económica… No cometeré el error de argumentar, sería muy fácil, basándome en lo débil que resulta esta disculpa analizada en relación con otros gastos…
Mi propósito es poner mi granito de arena para ayudar a crear un estado de opinión
que lleve a una movilización ciudadana y a presentar iniciativas políticas a favor de la
recuperación de un premio que reconoce a intérpretes de brillante trayectoria, para estimular a estudiantes que trabajan sobre el piano con la esperanza de ser músicos. Y agradecen el aliento que supone poder encontrar un espacio en el que se oiga y se vea lo que hacen ellos y los que ya son valores seguros en el panorama musical, que eso es un concurso pensado para que quienes aman el piano puedan escuchar el sonido de un corazón que late bajo las teclas.
Recordemos que con este certamen musical se ha conseguido que el nombre de Ferrol se conozca en muchísimos conservatorios y ambientes musicales de Europa y América, que han aportado decenas de concursantes y jurados. Y, además, una atención permanente a su desarrollo.