«Conocí a los Beatles en Sydney»

iago codesido FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

REBECA LÓPEZ

Josefina Land presenta una colección de óleos en los que retrata una vida atípica

31 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Josefina Land (Ferrol, 1936) cierra los ojos y bucea en su memoria buscando algo. Una cifra, el nombre de un lago, un compositor. «No quiero perder mis recuerdos», reconoce. Tiene mucho que retener. De su paso por decenas de países guarda incontables personajes, historias, y vivencias. Domina con fluidez seis idiomas y lo demuestra cambiando sin avisar en mitad de la conversación. «No conozco a nadie que haya llevado una vida como la mía», sentencia.

La andadura de Josefina comenzó en 1959, cuando, aún en Ferrol, su prometido la dejó plantada. «Ya teníamos comprados los muebles», recuerda entre risas. El escarnio que tuvo que soportar la empujó a abandonar el país, y eligió Australia tras oír hablar de ella a un conocido. «Me cautivó», recuerda, «es un lugar grandioso». En Australia desempeñó incontables empleos hasta recalar como empleada en el primer banco del país, su trabajo favorito hasta el momento. Fue en este período que conoció a los Beatles, que por aquel entonces estrenaban su primer gira mundial. «Sabía en qué hotel se alojaban», evoca. «Paul McCartney se quejó de que les habían tirado tomates en el aeropuerto. Luego me dio un beso en la mejilla», repasa.

Dejó el país en 1967 llevándose un recuerdo pesado: su apellido. En Australia contrajo matrimonio con un ingeniero alemán, con el que tuvo un hijo. «Él murió cinco días después del parto, de un cáncer, con 24 años». Volvería a pasar por el altar años después, ya en España, con un suizo. «Creo que nos casamos solo dos meses después de conocernos», calcula. Poco después se iría a vivir con él a Suiza, donde trabajó para una firma farmacéutica. «Es mi país favorito», valora.

Sin embargo, los encantos de los Alpes no fueron suficientes para retener su curiosidad. Josefina iniciaría entonces una ruta incansable que la llevaría a conocer centenares de ciudades del mundo. «De Europa solo me queda Rusia por visitar», señala orgullosa esta ferrolana, que ha estado ante el Taj Majal y puede presumir de conocer al dedillo buena parte de África y Latinoamérica. Nunca ha pasado, eso sí, por Estados Unidos. «No me atrae», explica, «hay demasiada gente y demasiadas tiendas».

Su talante aventurero le trajo no pocas críticas de sus vecinos y compañeros de generación. Sin embargo, no consiguieron pararle los pies. «Hice lo que quise sin preocuparme por lo que otros pensaran», explica, «no tengo nada de lo que arrepentirme», reivindica esta ferrolana. Fue este orgullo por su trayectoria personal lo que empujó a Josefina a materializar sus vivencias en varios soportes. En 2017 publicó un libro, Aún después de tantos años, en el que retrocede cinco décadas para retratar su etapa en Australia, recogiendo experiencias propias y de sus amigas.

La gran pasión de Josefina, sin embargo, es la pintura, arte que cultiva desde hace treinta años. Sus óleos casi siempre reflejan lugares que conoce viajando. «Prefiero retratar sitios antes que personas», afirma, «las flores y los cisnes son lo que más me gusta pintar». Después de varias décadas regalando sus óleos, ha decidido sacarlos al público por consejo del pintor ferrolano Carlos Barcón. La colección estará colgada en la sala de exposiciones de la Autoridad Portuaria del 5 al 13 de septiembre, entre las 17.00 y las 20.00 horas.

Josefina, que el pasado mes de junio cumplió 83 años, acudirá a la inauguración. En octubre dejará Ferrol por Suiza durante unas semanas. Tras el país alpino recalará en Madrid todo el invierno. Adonde irá después, aún no lo sabe. «Todavía no conozco Japón», reflexiona, «y sé que volveré a Australia antes de morir, aunque tenga que recorrerla en silla de ruedas», asegura. Josefina Land, por ahora, prefiere no hacer planes, y solo añade un consejo. «Viajen todo lo que puedan, y recuerden que nunca es tarde para empezar algo nuevo».