Don Chesterton

Ramón Loureiro Calvo
Ramón Loureiro CAFÉ SOLO

FERROL CIUDAD

10 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Leo en Chesterton, y no puedo estar más de acuerdo, que el «misterio del Creador se derrama sobre todas sus obras». Una afirmación que, esgrimida como argumento irrefutable, lleva al genial escritor inglés a preguntarse -y lo resumo a grandes rasgos para no extenderme demasiado, ya sabrán ustedes disculparme- por qué el famosísimo monstruo del lago Ness, o cualquier gigantesca serpiente marina, habrían de ser considerados, desde una perspectiva mística, más hijos de lo sobrenatural que un camarón, que al fin y al cabo también ha sido creado por Dios. Admiro mucho a Chesterton, que además de poseer una prosa magnífica fue dueño de una inteligencia infinita y de un insuperable sentido del humor. Conviene, por cierto, no olvidar que en su tiempo -vivió a caballo entre dos siglos: nació en 1874 y falleció en 1936- el monstruo anteriormente citado, el de lago más visitado de toda Escocia -el legendario Nessie, vaya-, aún podía verse, a estas alturas del verano, con cierta frecuencia. Circunstancia que llevó al autor de El hombre que fue Jueves a subrayar la benevolencia con la que tan prodigiosa criatura, al inspirar con sus apariciones -siempre brevísimas, pero sin duda admirables- tantos y tantos artículos, prestaba su ayuda regularmente a muchos de los que por aquel entonces se ganaban la vida ejerciendo el oficio de escribir. Gran hombre, Chesterton. En Ferrol siempre tuvo grandes lectores. Entre ellos, los creadores de la recordada revista literaria Aturuxo (Miguel Carlos Vidal, Mario Couceiro, Tomás Barros, etcétera), que a mediados del siglo XX hacían tertulia en la chocolatería Bonilla, junto a la ventana, frente a la plaza del Callao.