Nuestra cornisa

Manuel Couce DESDE LA ALAMEDA

FERROL CIUDAD

28 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde Cariño hasta Ferrol, pasando por Ortigueira, Cedeira, Valdoviño y Narón, todos sus municipios tienen sus playas muy aseadas durante el verano y son muy frecuentadas por los amantes de la arena y el sol. Reúnen las condiciones ambientales en comodidad, recogida selectiva de residuos y todo lo que conforma una muestra de civismo y conservación de nuestro patrimonio natural exigidas para obtener la bandera azul, que es un símbolo europeo que indica situación ideal para el baño.

Esta costa, conocida en todo el mundo por su campiña y bravo mar con sus arenales que parecen estar barnizados, viene en los libros de uso frecuente que hablan del paisaje y su entorno, pero además estos pueblos aportan unas peculiaridades muy típicas y que hacen más atractiva la cornisa costera. Cariño tiene el cetro y la corona en la pesca de altura, sus ejemplares se distribuyen por todo el país, creando comunidades entorno a las especies que pescan sus fornidos marineros. Ortigueira es la autoridad mundial en la música tradicional de los pueblos de Europa. Cedeira tiene el glamur de una gran mansión, por su marisco es el hecho identitario y obsesivo de los forasteros. Valdoviño festeja el verano divulgando las majestuosas olas de su mar, en este tiempo alberga a los mejores surfistas del universo náutico. Y en Narón, con notable progreso urbano, muchos vecinos tienen el corazón partido con Ferrol. ¡Hay Ferrol! con su carácter apacible recordando los felices resultados a lo largo de su desarrollo, últimamente está en período de silencio con unas ganas locas de gritar. Ahora tiene un nuevo alcalde, cuña de buena madera. Sabemos que mira las cosas de frente, es un dirigente de luces largas que toma oxígeno con la gente. Quiere acabar cuanto antes con el gobierno local bloqueado y dar vía libre a una hoja de ruta que se ha marcado en las elecciones. Ferrol, como el mejor departamento marítimo de la UE, con visibilidad en el extranjero. En lo demás no estamos a la altura. Las políticas erráticas de nuestros gobernantes no supieron reactivar y consolidar debidamente nuestra industria, y mientras no se consiga, esta ciudad y su gente seguirá teniendo una evolución paulatina que no corresponde al calor que deben dejar los astilleros. Por eso reclamamos a la nueva corporación el vigor y la ilusión extraordinarios para esta aventura de colocar a Ferrol donde le corresponde, contribuyendo a mejorar los pueblos de la cornisa.