
Tras veinte años en , líder en el sector de la inspección, los ensayos y la certificación, este ingeniero coruñés ha vivido la globalización del mercado y la expansión de su empresa y, ahora, se enfrenta al mientras coordina proyectos en todo el mundo
21 jul 2019 . Actualizado a las 05:05 h.Pregunta para nota. Y respuesta de sobresaliente. Si para cualquier trabajador puede resultar complicado definir su día a día, para una persona como David Cañás, un coruñés de 45 años que es responsable de ensayos eléctricos en una empresa líder en el mercado por ayudar a sus clientes a potenciar la calidad y la seguridad de sus activos, la cosa se complica. Y mucho. En plena revolución tecnológica, este ingeniero formado en Electrónica en la Escuela Politécnica Superior de Ferrol explica con un símil muy bien traído, que los profanos podrán entender a la perfección, la cotidianeidad -si se puede decir que la tiene alguien que cuenta con proyectos en todo el mundo- de su labor. «Formo parte de un equipo de doctores de sistemas eléctricos; los pacientes vienen a pedir un diagnóstico si tienen alguna duda sobre obras nuevas o problemas de consultoría y les hacemos los electrocardiogramas y las analíticas a la aparamenta de alta tensión. Después les decimos qué ocurre». Tras veinte años en la profesión, y siempre al servicio de Applus, incide en la calidad de la ingeniería española y la adaptación a las energías renovables.
-Lleva veinte años trabajando en Applus, una de las compañías líderes en el ámbito de los servicios de inspección, ensayos y certificación. ¿Nunca le ha tentado coger otro camino?
-He tenido ofertas desde que empecé en esta compañía, a la que llegué para hacer prácticas en 1999, y en el 2002 ya me convertí, con 28 años, en jefe de proyecto. Pero tomé una decisión, que fue apostar por esta empresa y creo que he acertado. Estoy muy contento y me han dado grandes oportunidades.
-La experiencia internacional supongo que forma parte de esas grandes oportunidades que menciona.
-He desarrollado proyectos dentro de la consultoría técnica eléctrica durante estos veinte años, al principio solo en España, pero últimamente, con la globalización del mercado y de nuestra empresa, nos han surgido oportunidades fuera, de las que aprendí muchísimo porque la manera de trabajar es totalmente diferente, sobre todo en algunos sitios.
-¿Por ejemplo?
-Suelo comentarlo, pero en Japón, por ejemplo, las cosas son muy distintas y la adaptación, complicada. En este país son bastante cuadriculados y su legislación difiere de muchas normativas internacionales, y con eso son bastante cerrados. De hecho, conozco a fabricantes de equipos que venden en todo el mundo y en Japón prefieren no hacerlo. Pero he estado también llevando equipos en Brasil, donde estaba en el commissioning de unas plantas eólicas, que quizás fue el proyecto más complejo, y en Jordania. Y los contrastes son más que evidentes.
-El trabajo de su equipo, comenta, ha dado un vuelco con el auge de las energías renovables.
-Efectivamente, el bum de las energías renovables ha llegado para quedarse. Nos estamos adaptando y, sobre todo, hay que atender a la parte eólica. Se trata de grandes instalaciones que requieren procesos muy repetitivos. En nuestro caso, estamos desarrollando un I+D en la parte fotovoltaica para intentar reducir los plazos. Es que son instalaciones tan grandes... Fuera de nuestro país, en Abu Dabi, trabajamos con tamaños de a lo mejor 12 kilómetros por 10: imagínate la inspección de todos esos paneles. Es fundamental trabajar duro para optimizar los procesos. Así que en eso estamos, haciendo la inspección y desarrollando herramientas con tecnologías de big data y software de reconocimiento de imagen.
-¿En qué punto se encuentra España?
-En la zona sur de nuestro país, en los grandes parques de bastantes megavatios se desarrolló hace diez años energía solar convencional. La instalación del pequeño productor también vivió entonces un momento muy dulce gracias a las ayudas que le proporcionó el Estado, y que después dejó de dar cuando cambió las reglas del juego con el impuesto al sol. Ahora vuelve a cobrar fuerza. Pero, sin embargo, es la energía fotovoltaica la que vive, en la actualidad, su gran época. Como el precio de los equipos es inferior a hace quince años, ya es más competitiva con respecto a la eólica a la hora de construir una nueva instalación. El mantenimiento, eso sí, requiere mucho más esfuerzo, por eso nos esperan unos años de gran inversión fotovoltaica. Sobre todo en el sur de España, porque en el norte no creo que vaya a haber mucha.
-¿Son las energías renovables el verdadero nicho de mercado de los futuros ingenieros?
-Hombre, yo si ahora le tuviese que recomendar a un joven que le gusta la ingeniería unos estudios concretos, le diría que apostase por la ingeniería industrial, quizás especializándose en la parte eléctrica y, desde luego, informática.
-Comenta además que, en España, hay una gran cantera de profesionales.
-Hay una tendencia muy extendida a pensar que los alemanes o los japoneses son muy eficientes y, no obstante, cuando trabajas con ellos de manera conjunta te das cuenta de que los españoles nos infravaloramos. Hacemos trabajos y servicios de calidad y en menor tiempo que muchos trabajadores, tanto latinos como asiáticos o árabes.
-Intente explicar, para profanos, cómo es su día a día.
-¡Qué difícil! A ver... Puedo definir nuestro trabajo como algo similar a ser los doctores de los sistemas eléctricos. Vienen los pacientes a pedir un diagnóstico si tienen algún problema de obras nuevas o de consultoría, y les hacemos los electrocardiogramas o analíticas a la paramenta de alta tensión; después les damos el diagnóstico. Es decir, les recomendamos que hagan un seguimiento anual o trianual, por ejemplo; pero la decisión última sobre qué hacer es siempre del cliente.