La moda del rebacheo «antiecológico» se extiende por Ferrol

FERROL CIUDAD

B.A.

El uso de escombros de obra para rellenar socavones es una infracción que conlleva cuantiosas sanciones

09 jul 2019 . Actualizado a las 10:05 h.

Proliferan en las pistas y caminos de la zona rural de Ferrol que llevan a las playas, pero también en parcelas situadas en pleno centro de la ciudad, como la situada justo al lado del Cuartel de Dolores, conocida como 1008, en el barrio de Esteiro. Un día el coche se tropieza allí con grandes socavones en el suelo y al día siguiente el tremendo bache se hace más liviano gracias a un relleno fabricado a base de escombros de obra. La suspensión del vehículo lo agradece, pero el medio ambiente no y, de hecho, existe una normativa que lo prohíbe tajantemente. Según informa el Seprona, se trata de la ley 22/2011 de residuos y suelos contaminados, que establece que tanto particulares como empresas deben entregar este tipo de residuos a gestores autorizados para su tratamiento y contempla además sanciones por su vertido o abandono incontrolado, con multas de hasta 900, 45.001 o 1.750.000 euros en función de la gravedad de la infracción (leve, grave o muy grave) y de la peligrosidad de los materiales depositados de forma improcedente.

En el municipio de Ferrol hay muchos sitios en los que se pueden encontrar ejemplos de estos rebacheos «antiecológicos», que suelen proliferar con la llegada del verano, en una muestra de los intentos de algunos por allanar el camino a las playas y, ya de paso, deshacerse de los residuos, como ha sucedido recientemente en una de las pistas de acceso al arenal de Ponzos. Aunque reconoce que se trata de una práctica ilegal, el presidente de la Asociación de Vecinos de Covas y de la Agrupación de Entidades Vecinales de la Zona Rural, Manuel Sendón, disculpa a quienes incurren en ella con ese propósito. «Esto no pasaría si los caminos se mantuviesen como es debido, pero la realidad es que ahora están intransitables y llenos de baches y eso no solo perjudica a la gente de aquí, sino que también tiene repercusiones para el turismo», anota el representante vecinal, al tiempo que aclara que el cuidado de estos viales compete al Concello. Además, en su opinión, el problema se solucionaría fácilmente con el asfaltado de estas pistas. «Existe la política de que estos caminos tienen que estar hechos con zahorra, pero este material no aguanta el paso continuado de vehículos ni las inclemencias del invierno. El Concello debería utilizar aglomerado, y en aquellos casos en los que Costas no lo permita, al menos mantenerlos como es debido con nuevos aportes de zahorra», anota Sendón, que denuncia que no existe un plan programado para la conservación de estos viales.

En cualquier caso, los restos de obras no puede ser utilizados para rebachear socavones, independientemente de la peligrosidad de los materiales. En su lugar, tanto empresas como particulares deben depositarlos en gestores autorizados como la empresa Recinor, perteneciente al grupo Rilo, donde los escombros pueden encontrar una segunda vida tras ser sometidos a un proceso de limpieza y triturado para transformarse en zahorra de relleno u otro tipo de material de obra con garantía certificada.

Desde esta firma ubicada en la carretera de Catabois, José Rilo recuerda que el depósito de los residuos en la planta de Recinor no conlleva gasto alguno para los particulares. Y recuerda que la práctica de usarlos para rebachear socavones no solo resultar perjudicial para el medio ambiente -ya que entre los escombros puede haber materiales peligrosos como restos de metales o maderas con barnices contaminantes-, sino que además no sirven de nada, porque esos residuos «no compactan bien».