El pacto de Ferrol se toma su tiempo

Rocío Pita Parada
rocío pita parada FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

JOSE PARDO

El socialista Ángel Mato posterga hasta la próxima semana el inicio de las conversaciones con FeC y BNG

30 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Ángel Mato regresó ayer al Ayuntamiento de Ferrol ocho años después de salir de él como concejal de Urbanismo y diecisiete días antes de convertirse, previsiblemente, en el nuevo alcalde de Ferrol. El socialista pisó suelo municipal para realizar gestiones de carácter personal, pero aprovechó también, «por protocolo», para saludar al alcalde en funciones, Jorge Suárez, del que, salvo sorpresa, heredará el bastón de mando y que, tal vez, sea también su socio de gobierno.

Pero por el momento, ningún avance hacia el pacto, al menos oficialmente. Mato situó el horizonte para el inicio de las conversaciones en la próxima semana. Quiere dar tiempo a las organizaciones, empezando por la suya, para preparar el proceso de diálogo. Y eso es lo que él hace estos días, reuniéndose con sus colaboradores más próximos. «Vamos a hacer las cosas bien y dejarnos tiempo para conformar el futuro gobierno, para que todo esté hablado y definido», declaró. Considera que hay tiempo suficiente para entablar las conversaciones con Ferrol en Común y con el BNG. «Y espero que la negociación llegue a buen puerto», deseó.

La primera fecha marcada en el calendario será la del sábado 15 de junio. Ese día se celebrará el pleno que constituirá la corporación, con la toma de posesión de los nuevos concejales. No es necesario cerrar el acuerdo de gobierno antes de esa fecha, aunque Mato se la ponía como límite a principios de esta semana. No ocurrió así, por ejemplo, al inicio del mandato que ahora expira. Suárez y la socialista Beatriz Sestayo lo cerraron once días después de la investidura del alcalde. Pero sí en junio de 2007, cuando el PSOE de Vicente Irisarri constituyó el bipartito con la IU de Yolanda Díaz, en un pacto que se firmó la víspera de la toma de posesión. Ángel Mato tomó entonces parte en aquella negociación. Ahora, desde un puesto diferente, tendrá que decidir si quiere, o puede, aplicar ese calendario.

El socialista pide estos días «unidad, discreción y seriedad» para un proceso en el que huye de las prisas y quiere abordar con tranquilidad. Son muchas las cosas que quedan por delante. Primero los partidos nombrarán, previsiblemente, a sus equipos negociadores, una forma de hacer colectiva la toma de decisión y que permite, si así lo desean los candidatos, ponerles a salvo de la dialéctica y que no sean ellos directamente quienes tengan que bregarse cara a cara en todos los encuentros. Todas las formaciones implicadas, que por el momento guardan silencio sobre la preparación de la negociación, coinciden en que lo primero es establecer líneas estratégicas y acuerdos programáticos en los que sostener el futuro gobierno. Pero una vez llegado ese entendimiento, inmediatamente después, -o tal vez ya durante el proceso-, vendrá el siempre peliagudo reparto de carteras.

Si es un tripartito, bipartito o un gobierno en minoría y por quién está compuesto deberá conocerse, como muy tarde, el 15 de julio, un mes después de la investidura.