Rey Varela logró en el 2011 la única mayoría absoluta habida en Ferrol; desde entonces, pese a vencer los siguientes comicios, queda a las puertas de la alcaldía
28 may 2019 . Actualizado a las 22:06 h.Selló, en el 2011, la única mayoría absoluta de la que disfrutó un gobierno municipal ferrolano, pero desde entonces, y pese a resultar ganador en los dos siguientes comicios locales, la alcaldía le ha sido esquiva. El candidato del Partido Popular, José Manuel Rey Varela, fue el incuestionable ganador del 26M en Ferrol, al lograr el respaldo de 14.142 vecinos, el 41,35 % de aquellos que ejercieron su derecho al voto, lo que le permitirá contar con un equipo de doce concejales en el arco plenario. Pese a recuperar 2.000 votos que había perdido en las elecciones del 2015, necesitaba otros mil más para lograr la tan ansiada mayoría absoluta, en cuya necesidad centró buena parte de sus mensajes durante la campaña.
Finalmente, esos mil votos -tarea nada banal en una ciudad menguante y con un censo de 56.254 vecinos-, se convirtieron en el abismo en donde se diluyeron las posibilidades de regresar al Ejecutivo ferrolano. Tampoco tuvo la suerte de cara -como ya le había pasado en los anteriores comicios- en la segunda alternativa posible para recuperar la alcaldía perdida en el 2011 y que podría venir sumando los hipotéticos votos de Ciudadanos. La formación naranja se quedó fuera del arco plenario, con lo que se esfumaron todas las posibilidades de sumar los apoyos necesarios para volver a coger el timón de mando al frente de la urbe naval.
Por segundos comicios consecutivos, el candidato popular y exconselleiro de Política Social ha de padecer la maldición de un ganador incuestionable. De hecho, sus cifras son contundentes y así lo dejó claro en su comparecencia, al filo de la medianoche, para valorar los resultados del domingo. «Hemos ganado las elecciones con 14.000 votos de todos los ferrolanos: 4.000 más que el PSOE; 10.000 más que Ferrol en Común y 11.000 más que el BNG», subrayó.
Pero la contundente victoria puede medirse más allá de las fronteras de la ciudad de los astilleros públicos. En plena ola de crecimiento socialista, si en alguna ciudad tenía fundadas expectativas el PP de recuperar el sillón de la alcaldía, esa era Ferrol. Y por ello, el jefe del Ejecutivo autonómico, Alberto Núñez Feijoo, envió a José Manuel Rey Varela a batirse el cobre por esta plaza.
No hubo candidato popular de los que se presentaron en las siete grandes ciudades gallegas que obtuviera mejores resultados. Solo el lucense Ramón Carballo se le aproximó, al cosechar el 31,91 % de los apoyos en esa ciudad. En A Coruña, Beatriz Mato recogió el 30,3 % de los sufragios, similar al 30 % de su compañero Rafael Domínguez en Pontevedra. En Compostela, Agustín Hernández llegó al 29,14 %, mientras que los candidatos de Ourense y Vigo se quedaron en el 22,5 % y el 13,7 %, respectivamente.
Grandes urbes
El respaldo recogido en las urnas por el exalcalde (lo fue entre el 2011 y 2015) también lo sitúa en el podio de los candidatos gallegos de todos los partidos que han logrado convencer mayoritariamente a sus vecinos. «Hemos tenido el segundo mejor resultado de la Galicia urbana», afirmó en la noche electoral. Solo el imbatible Abel Caballero, que obtuvo el 67,6 % de los apoyos de sus vecinos en Vigo, consiguió mejores cifras en las urnas. En Pontevedra, Miguel Anxo Fernández Lores obtuvo el 39 %, pero se quedó dos puntos por debajo del popular ferrolano.
Pese a sus logros, la rendición de cuentas de José Manuel Rey Varela no pudo ser más agria. Durante los próximos cuatro años estará al frente de la oposición en el salón de plenos de la urbe naval. «Aquí nací y aquí quiero quedarme», afirmó para acallar a aquellos que insistían en que, como sucedió en las anteriores elecciones, no asumiría el rol de líder de la oposición si no ocupase el sillón de la alcaldía.
Pese a que los tres grupos de izquierdas ya se han pronunciado sobre el apoyo al candidato socialista, Ángel Mato, para que conforme el próximo gobierno municipal, el candidato popular no da nada por zanjado. «Estamos abiertos a todas las posibilidades», sentenció.