¿Quién fue el Marqués de la Victoria y el porqué de su título?

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FERROL CIUDAD

MUSEO NAVAL

Los secretos del Museo Naval

19 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Aunque no tan conocido como otros marinos ilustres de los que ya hablamos en anteriores ocasiones, hoy queremos rescatar la biografía de uno en particular cuyo nombre, o mejor dicho, su «título nobiliario», también está vinculado a Ferrol, pues fue aquí, cómo no, en un astillero de nuestra ría, donde se construyó uno de los barcos que portó tan importante honor. Nos referimos al Marqués de la Victoria. Y ¿cuál fue la razón de dicho título?

La batalla de Cabo Sicié, más conocida como combate de Tolón, que tuvo lugar el 22 de febrero de 1744 (de la recientemente se cumplió el 275 aniversario), fue un histórico enfrentamiento naval entre una armada combinada franco-española contra otra británica. Aunque una parte de la abundante bibliografía habla de «combate de resultado indeciso», fue para España una clara victoria estratégica pues con ella cumplió su objetivo de liberar a su flota del bloqueo a que la escuadra británica del Mediterráneo la había sometido en el puerto francés de Tolón durante dieciocho meses.

D. Juan José Navarro de Viana y Búfalo (1687-1772), que mandaba la escuadra española en aquel famoso combate, arbolando su insignia a bordo del navío Real Felipe, de 114 cañones, fue herido primero en la pierna derecha y después en la cabeza. Por su talento y heroísmo, el Rey le concedió el título de Marqués de la Victoria y le ascendió a teniente general y, más tarde, se convertirá también en el primer capitán general de la Real Armada. Su carrera de armas fue brillante y tuvo amplia cultura en disciplinas tan dispares como humanidades, matemáticas y filosofía. Sentó plaza en el Ejército con apenas 8 años -«soldado aventajado»-, en el Tercio Fijo de Nápoles y después en el Viejo del Mar de Nápoles, a las órdenes de su padre. Tras muchas aventuras (campañas del Milanesado, expedición de socorro a Orán y otros destacados combates durante la Guerra de Sucesión, en los que fue herido y hecho prisionero), siendo ya capitán ingresó en la recién creada Real Armada como alférez de la Compañía de Guardias Marinas en 1717. Participó en las conquistas de Cerdeña y de Orán, mandó los navíos San Fernando y Castilla y fue almirante de una flota de galeones enviada a América. Como gran intelectual que fue, pensó y escribió muchas obras en beneficio de la organización de la Armada, destacando entre ellas su «Teoría y práctica de la maniobra», la invención de un código de señales para regir los movimientos de la escuadra; un tratado sobre evoluciones; «Geografía Nueva y método breve y fácil para aprenderla»; o el «Diccionario demostrativo de la configuración y anatomía de toda la arquitectura naval moderna», una monumental obra que se conoce en conjunto como «Álbum del Marqués de la Victoria»; y otros estudios dignos de elogio. En el mausoleo donde reposan sus restos, del Panteón de Marinos Ilustres, en San Fernando (Cádiz), y en mármol, está grabado el siguiente epitafio: «Poseyó con perfección varios idiomas; tuvo vasta erudición, tanto sagrada como eclesiástica y profana. Fue consumado en las ciencias matemáticas; contó setenta y seis años de servicios militares, tanto en el Ejército como en la Armada, bajo los reinados de los Reyes Carlos II, Felipe V, Luis I, Fernando VI y Carlos III, en los cuales se halló en 50 batallas y cinco sitios. Con el glorioso combate que sostuvo sobre el cabo Sicié, mandando una escuadra de 12 navíos contra otra inglesa, compuesta de 46, del que salió victorioso, le honró el Señor Felipe V con el título de Marqués de la Victoria»…

Y finalizamos recordando que un cañonero de la Armada se denominó en su honor Marqués de la Victoria, que fue diseñado por el prestigioso ingeniero naval Andrés Avelino Comerma y Batalla, y construido en el Astillero De Vila y Compañía de La Graña, en Ferrol. Botado en 1896, prestó innumerables servicios hasta su baja en 1926.