Viviendo entre ruinas en el barrio de Esteiro, en Ferrol

FERROL CIUDAD

JOSE PARDO

El lunes apuntalaron una casa y los bomberos retiraron un balcón en la colindante; Bruno Rodríguez reside enfrente y al lado tiene otro edificio con peligro de derrumbe

03 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La calle Carlos III de Esteiro conjuga ruinas y edificios rehabilitados, pero los primeros le están comiendo terreno a los segundos, a pesar de que los propietarios pueden acceder a las ayudas del ARI establecidas para la zona vieja de este barrio ferrolano. El mal estado de un gran número de inmuebles ha obligado a vallar algunos tramos e incluso mantiene cerrada al tránsito la calle transversal Adán y Eva desde hace más de un año.

La inacción de los dueños, que ni siquiera ejecutan las órdenes de derribo de los edificios declarados en ruina, convierte la calle Carlos III en un peligro, tanto para los peatones como para los propios vehículos, por el riesgo constante de desplome de elementos de las fachadas o incluso de los propios inmuebles.

Pero quienes más sufren esa situación son los residentes en esa zona de la ciudad, que incluso no encuentran seguridad en sus propios domicilios. Es el caso de Bruno Rodríguez, que vive en un edificio rehabilitado que linda con otro declarado en ruinas y con peligro de derrumbe desde hace años, según consta en los expedientes abiertos por el Concello de Ferrol. En uno con fecha de noviembre del 2016, el arquitecto municipal ya advertía de que «o inmoble sito na rúa Carlos III 22 presenta unha serie de lesións que poden leva ao colapso da edificación có conseguinte risco para as edificacións lindantes, para os viandantes e para os posibles ocupantes». Los informes ordenando a los propietarios la adopción de medidas se siguieron repitiendo, pero el deterioro sigue avanzado. De hecho, hace unas semanas los bomberos tuvieron que intervenir en el mismo para retirar elementos del tejado.

Vallas y puntales

No obstante, no es el único peligro que acecha a los que residen en el mismo edificio que Bruno Rodríguez. Y es que justo enfrente, el pasado lunes se realizaron dos actuaciones de urgencia. Un grupo de operarios valló y apuntaló con barras de hierro, tanto por la fachada como por la parte trasera, el inmueble correspondiente al número 33, que también presenta un peligroso estado de abandono, con grandes piedras de una cornisa que siguen amenazando con desplomarse.

Pero es que pocas horas después, sobre las 20.30 horas del mismo lunes, los bomberos tuvieron que retirar elementos de la casa colindante, la número 35 de la calle Carlos III. No se trataba de cascotes, sino de todo el balcón y una de las dos galerías de la fachada.

Bruno Rodríguez se muestra ya cansado de denunciar ante el Concello de Ferrol la situación de la que él ha bautizado como «la calle del olvido», en la que vivió desde los 18 años y a la que, tras una estancia fuera de Ferrol, regresó hace cinco, para fijar ahí su residencia. Por cualquier ventana de su rehabilitada vivienda solo ve ruinas, además de ratas y desperdicios, pero lo que más le preocupa es el riesgo constante y los sobresaltos que sufre cuando escucha un ruido o la sirenas de los policías y bomberos. Y no es el único, porque las intervenciones de los servicios de emergencia son habituales en Carlos III.