«Pintando siempre soy muy positiva»

FERROL CIUDAD

JOSE PARDO

Además de contener mucha técnica, los cuadros de Cristina Souto parecen hablar a quien los ve, como si tuviesen vida propia. Estos días los exhibe en el café Bonilla

02 abr 2019 . Actualizado a las 12:46 h.

A Cristina Souto (Ferrol, 1974) le gusta la tranquilidad de su estudio y, sobre todo, hacer feliz a la gente con sus pinturas; entregar un retrato y ver la sonrisa de satisfacción del modelo al comprobar que en el lienzo no solo está el calco exacto de su rostro, sino también su personalidad. En cambio, a Cristina no le gusta figurar, ni ser protagonista de nada, y por eso ella misma reconoce que no le habría importado utilizar un pseudónimo para firmar sus obras.

Solo así se puede entender que esta maestra del trazo, a la que ya de niña le encargaban retratos sus profesoras de la Compañía de María, haya tardado 44 años -los que tiene ahora- en montar su primera exposición. Aunque lleva pintando toda la vida, esta es la primera vez que se atreve a mostrar su obra en un espacio público. Y, si por fin se ha decidido a hacerlo, ha sido principalmente por dos razones: en primer lugar, por la insistencia de su marido, el jinete y peluquero canino Juan Chedas, y en segundo lugar, por el marco elegido para mostrar su obra, que no es otro que la chocolatería Bonilla. «¡Es que esto no es solo una cafetería, es como la casa de todos los ferrolanos! Entras aquí y enseguida sientes que el lugar te abraza» comenta Cristina echando flores al emblemático local y a su propietario, Alejandro Rañal.

Crstina, con el cuadro de la marina de Esmelle al fondo
Crstina, con el cuadro de la marina de Esmelle al fondo JOSE PARDO

De las paredes del Bonilla cuelgan desde ayer una decena de cuadros de la artista, que se presentan ante el espectador como un pequeño «muestrario» de las técnicas y temáticas que dominan su obra. En el recorrido se pueden encontrar dos bodegones muy luminosos y llenos de color; otras tantas marinas -una muy exótica de Tailandia, y otra más familiar de Esmelle, la playa de su infancia-; y cinco retratos de familiares (sus hijas Carmen y Blanca, sus sobrinas Alicia e Inés, y su marido, Juan Chedas, saltando un obstáculo a lomos de la yegua Sombra).

«Juan es un tipo muy valiente, muy echado para adelante, con mucha fuerza, y eso es lo que intente transmitir en este cuadro», cuenta Cristina frente al óleo protagonizado por su marido, al tiempo que explica que en sus obras siempre intenta sacar a la luz el alma de los retratados, además de hacerles sentir «especiales». Y  lo mismo le ocurre cuando se enfrenta a un paisaje o un bodegón: «Pintando soy siempre muy positiva, estamos rodeados de belleza y a mí me gusta mostrar ese lado bonito y luminoso de la vida», apunta la pintora.

En la imagen, los retratos de sus hijas, Carmen y Blanca
En la imagen, los retratos de sus hijas, Carmen y Blanca JOSE PARDO

El origen de tanto talento oculto hay que buscarlo en el «gen Souto», ya que Cristina es hija del ya fallecido profesor José María Souto, todo un referente del dibujo técnico en Bazán y el campus universitario de Ferrol. De él heredó sin duda su talento innato para los lápices y el pincel... Y también  una virtud que escasea en los tiempos que corren: la humildad.