Para el alcalde de la ciudad británica de Durham, Ferrol era hasta la semana pasada el lugar donde los suyos sufrieron una buena derrota en el 1800 tras su desembarco en Doniños.
El viernes, en una reunión de hora y media larga, el diputado provincial Antonio Leira le dejó claro a John Lehbrige que Ferrol adquiría cada vez más protagonismo al haberse convertido en el punto de partida en Galicia del Camino Inglés, honor que comparte con el puerto de A Coruña. Por cierto, algo en lo que el propio Antonio Leira tuvo que insistir veinticuatro horas más tarde ante los cerca de 300 peregrinos que recorrieron esa ruta jacobea desde el comienzo en el nordeste de Inglaterra hasta la catedral de Durham: la gran mayoría conocía A Coruña aunque fuera de oídas, pero solo a un par de docenas de los presentes les sonaba el nombre de Ferrol, y únicamente la mitad de la mitad había estado aquí… Unas horas: las justas para dormir antes de arrancar con la plaza del Obradoiro como meta.
La ciudad no debería descuidar esos contactos que lidera la Diputación provincial desde hace años, hasta el momento presente en feliz connivencia con la Xunta si bien esta no envío días atrás a Durham a ningún responsable, descabezado el Xacobeo como está desde hace un mes.
Una connivencia que hasta estos momentos fue ejemplar, muestra de algo tan obvio que incluso da vergüenza recordarlo: el Camino Inglés (todos los caminos a Santiago) debe quedar al margen del sano rifirrafe político. Las próximas elecciones aclararán el panorama. El alcalde que salga de ellas no debe desperdiciar más oportunidades. Sobre todo porque son escasos los trenes que pasan una y otra vez, y ya se ha perdido una legislatura entera.