«El balín que se clavó en el hombro de mi hijo pudo sacarme un ojo a mí»

FERROL CIUDAD

CESAR TOIMIL

Tres ferrolanos recibieron impactos de munición que alguien disparó desde un edificio en el barrio de Caranza

18 ene 2019 . Actualizado a las 08:28 h.

Los vecinos del barrio de Caranza, en Ferrol, están sobresaltados por el incidente ocurrido sobre las siete de la tarde del miércoles, cuando tres personas fueron alcanzadas por balines en la calle. Los hechos ocurrieron en la avenida de Castelao, al lado de la parada de taxis.

Los heridos son Marcos Méndez, un joven de 18 años al que se le incrustó uno de los balines en un hombro, otro hombre que estaba cerca fue alcanzado en el pecho y una mujer que caminaba por los soportales de la calle Domingo García Sabell recibió otro impacto en un pie.

La Policía también recibió la llamada de otra vecina alertando de que le habían roto un cristal de un disparo y más tarde se constató que los balines también alcanzaron las ventanillas de algunos coches y varios contenedores.

Todos los testigos de los hechos sospechan que los disparos procedían de una de las torres de pisos de la zona y los investigadores de la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía de Ferrol-Narón están analizando la trayectoria de los balines, además de recoger testimonios de los vecinos, a fin de localizar al autor.

CESAR TOIMIL

Al joven al que se le incrustó la munición en el hombro se lo extrajo su madre, Sandra Noval, que iba caminando con él cuando ocurrieron los hechos. Según explicó la mujer, no era un balín como los de las atracciones de feria, sino que era más grande, de un calibre de 5,5 milímetros, tal y como comprobó la Policía, que había sido disparado por una escopeta de aire comprimido.

Testimonio

Marcos fue asistido en el lugar de los hechos por el personal de una ambulancia y después lo trasladaron, junto con el otro varón herido, al Centro de Salud de Caranza. Ayer, con el hombro todavía muy dolorido, el joven explicó que le aplicaron puntos de sutura de aproximación y le recetaron antibióticos, y que hoy volviese al centro sanitario para las curas, porque «la herida tiene mal aspecto», según le dijeron los sanitarios cuando lo atendieron.

Marcos y su madre relataron ayer para La Voz que al recibir el impacto el chico creyó que le había caído algo de un árbol, pero que, de repente, comenzó a sentir un dolor muy fuerte. Ante sus gritos, Sandra le pasó la mano por el hombro y notó que había algo duro, comprobando que el balín le había traspasado la cazadora y la camiseta, y estaba incrustado en la carne, en la zona del hueso, por lo que se lo arrancó con la mano.

De inmediato ya se percataron de que el otro varón que caminaba cerca de ellos también se quejaba de dolor en el pecho a la altura del estómago, pero no vieron a la tercera afectada, una mujer que se encontraba unos metros más atrás y que fue alcanzada en un pie cuando venía del supermercado por los soportales de la calle Domingo García Sabell.

Los vecinos se muestran muy asustados, «porque la persona que hizo eso sigue libre y quedó claro que no está bien de la cabeza», apuntaron algunas personas. Y Sandra Noval, que lo vivió en primera persona, todavía más, aunque ayer ya respiraba un poco más aliviada, al pensar que pudo haber sido peor, ya que, por unos centímetros, la munición podría haberle impactado en el cuello a Marcos. Pero ella también estuvo en peligro. «Veníamos de casa de mi madre, yo iba caminando al lado, y, por mi estatura, el balín que se clavó en el hombro de mi hijo pudo haberme sacado a mí un ojo», apuntó la mujer, señalando que así se lo comentó el personal de la ambulancia.