Una treintena de fallecidos en la comarca de Ferrol tardaron días en ser descubiertos los dos últimos años
FERROL CIUDAD
Solo en lo que va del mes de enero aparecieron dos cadáveres en avanzado estado de descomposición, el último, el lunes en Ferrol Vello
15 ene 2019 . Actualizado a las 19:09 h.Los casos de muerte en soledad siguen aumentando en la comarca de Ferrol. Desde principios del 2017 se han registrado alrededor de una treintena de hallazgos de cadáveres en avanzado estado de descomposición. El último descubrimiento de un cuerpo que llevaba cerca un mes muerto se produjo este lunes, día 14, en una vivienda de la calle Espartero, en Ferrol. Se trataba de un sexagenario que vivía solo y la voz de alarma fue dada por los vecinos, que no lo veían desde hacía unas semanas.
El pasado día 5 de enero apareció otro cadáver en avanzado estado de descomposición en los vestuarios del antiguo campo de fútbol de San Xoán. Se sospecha que se trata de una joven asturiana que llevaba un tiempo residiendo en Ferrol en una situación de semiindigencia, pero su cuerpo sigue depositado a día de hoy en una cámara frigorífica del tanatorio de Caranza. Y es que todavía no hay certificación al 100 % de su identidad, porque, debido precisamente al mal estado en el que se encontraba, fue necesario someter sus huellas a un proceso de regeneración dactilar. De ahí que, por el momento, la Policía todavía no hubiese comunicado nada a sus familiares.
El año pasado fueron descubiertos 15 muertos a los que nadie echó en falta hasta días, semanas o incluso un mes desde que se produjo el deceso. Entre ellos figura una mujer de As Pontes de 50 años, cuyo cadáver fue descubierto el 23 de agosto del 2018 en su piso, en el que vivía sola. Tan solo unos días antes, concretamente el 21 de agosto, apareció muerto en su domicilio de la parroquia naronesa de Sedes un hombre de 85 años, que también vivía solo y al que los vecinos no veían desde hacía un mes.
En el 2017 también hubo una docena de muertes en soledad, que tardaron semanas en descubrirse. El cadáver de un hombre apareció en su domicilio de Caranza a finales de abril. Ese mismo mes, otro varón de 56 años fue descubierto en un piso de la calle Ponzos. El 22 de septiembre del 2017 se encontró otro cuerpo en descomposición en un apartamento de Ares en el que vivía solo. Fue su familia de Cee la que dio la voz de alarma, porque no contestaba al teléfono.
También en 2017, otro hombre de 66 años, natural de Cádiz, que ejercía la mendicidad, apareció muerto en una pensión de Ferrol. Y en octubre se descubrió otro cadáver en una vivienda de Freixeiro, en Narón. Correspondía a un hombre de 77 años, natural de Medida del Campo, que vivía solo tras fallecer su compañera. En este caso, la muerta se había producido un mes y medio antes, y también fueron los vecinos del inmueble los que alertaron.
En la mayoría de los casos, los familiares se hacen cargo finalmente del difunto, pero en otros tienen que ser enterrados en la fosa común del cementerio municipal de Catabois.