Cuando Ferrol era el destino Hibernia

Bea Abelairas
Bea Abelairas FERROL

FERROL CIUDAD

Antiguo hospital de la Marina
Antiguo hospital de la Marina cedida

La historiadora Manuela Santalla recupera la labor del médico irlandés Timoteo O?Scanlan, que inició en Ferrol la técnica precursora de la vacuna de la viruela

23 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El médico irlandés Timoteo O’Scanlan viajó a Ferrol en el año 1754 y permaneció en la ciudad casi tres décadas en un destino que ahora suena a serie histórica: el regimiento de Hibernia. Llegó con la misión de montar un hospital y terminó haciendo historia al buscarle un remedio a la viruela, que fue la temible epidemia del siglo. Este joven médico pertenecía a una familia católica y como muchos compañeros emigró a París, donde estudió con las eminencias de la época: desde Jussieu, Rouelle, Boyer, Bourdedein, Petit, Astruc, Velderham, Murray, Lafaye a Garangeot.

Cuando logró un doctorado solicitó prestar servicio como médico en las unidades irlandesas en España y así llegó a la ciudad. Los primeros años fueron estancias cortas, pero poco a poco se fue asentando y hasta sus hijos nacieron aquí. La historiadora ferrolana Manuela Santalla asegura que O’Scanlan es uno de los ilustrados más olvidados de la ciudad. «En su época la técnica de la inoculación no era especialmente bien vista por los poderes conservadores», explica esta historiadora que ayer habló de esta figura en una charla en la Biblioteca de la plaza de España.

Timoteo O’Scanlan tuvo un papel muy importante en la puesta en marcha de los principales espacios hospitalarios de la ciudad. Fue el primer médico del Real Hospital de la Marina de Ferrol, donde sustituyó a otro compatriota, Sebastián Creagh. La Real Academia de la Historia explica que justo tres años después de este nombramiento, en 1769, se desencadenó una epidemia de viruela muy dura en Galicia y que generó problemas especialmente graves en Ferrol, donde llegaban antes casi todas las enfermedades contagiosas por el intenso tráfico marino.

Casi la mitad de la población, especialmente los niños, murieron en las diferentes olas. Los que sobrevivían sufrían un panorama crudo: su cara y su cuerpo quedaban marcados con cicatrices horribles y en pocos años desarrollaban secuelas, como ceguera o demencia que agotaban su vida. En este contexto el doctor Timoteo apostó por una técnica que había descubierto una aristócrata, esposa de un cónsul, en Estambul. «Era una mujer muy curiosa y se percató de que en Asia no había viruela, así que comenzó a investigar hasta que conoció la técnica de la inoculación que habían creado los médicos chinos siglos antes», relata la historiadora ferrolana. Como ella había sufrido la viruela se volcó en estas pesquisas para inocular a su familia». La técnica consistía en tomar una muestra de las pústulas pulverizadas y disueltas en agua de los casos de viruela más benignos, para inyectarla a la población sana.

Los primeros, sus propios hijos

El doctor Timoteo se casó en Ferrol con la hija de otro militar irlandés, pero sus hijos se llamaron Luis y María. Fueron de los primeros niños de la comarca en recibir un antídoto a los cinco y un año respectivamente. No se conservan retratos del médico, pero si las anotaciones que realizó sobre la población que iba tratando en una comarca asolada por la enfermedad y la pobreza. «Morían tantos niños que los párrocos no podían anotar ni sus nombres antes de enterrarlos, no les daba tiempo», cuenta Santalla. Por eso, el trabajo del primer médico que utilizó la inoculación como método profiláctico fue esencial en la comarca.

Timoteo O’Scanlan siguió trabajando muchos años en la ciudad, colaborando con el hospital de Caridad, donde se atendía las personas sin recursos. Cuando se hizo mayor comenzó a perder la vista y pidió retirarse en Madrid, donde escribió tres libros, también precursores, porque fueron los primeros en hablar de algo tan común hoy en día como la prevención de dolencias. Hasta en ese momento se acordó de todo el mundo, porque estaban escritos con un lenguaje accesible incluso para los que no habían estudiado Medicina.