¿Y si Ferrol fuese Puerto Chocolate?

beatriz antón FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

Valentín Lamas, delante del mural del Ferrol imaginario que ha bautizado como «Puerto Chocolate»
Valentín Lamas, delante del mural del Ferrol imaginario que ha bautizado como «Puerto Chocolate» ESTEVO BARROS

Valentín Lamas firma una exposición y un cuento en el que retrata a la urbe naval con los ojos de un niño, muchísima fantasía y grandes dosis de orgullo frente al desánimo

15 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

¿ Y si Ferrol se llamase Puerto Chocolate? ¿Y si las grúas de los astilleros fuesen flamencos rosas y Montefaro y el Monte de Brión dos enormes ballenas ? ¿Y si en la planta de gas se fabricasen globos de colores y en la central de As Pontes deliciosos chocolates? ¿Y si entre todos los habitantes de esta hermosa y poderosa urbe se pudiese vencer a los piratas grises del desempleo, la tristeza y la despoblación? La respuesta a todas estas preguntas se puede encontrar en las páginas del cuento Puerto Chocolate, una fábula llena de personajes fantásticos que desde ayer tiene también su reflejo en una exposición en Exponav.

Detrás de este mágico e ilusionante proyecto se encuentra el arquitecto y pintor ferrolano Valentín Lamas, quien, hace ahora poco más de un año, bajo un cielo estrellado en Canido, tomó la determinación de llevar a buen puerto un sueño que acariciaba desde hacía ya mucho tiempo. Escribir un relato para rendir homenaje a su ciudad, pero desde la mirada de un niño, echando mano de personajes fantásticos y con la clara intención de alimentar el orgullo ferrolano.

«Estaba harto de escuchar noticias sobre paro, pérdida de población, que se diga que Ferrol es el Detroit gallego... Es verdad que esos datos responden a una realidad, pero pienso que no nos podemos dejar vencer por el desánimo y la tristeza. Me gusta mi ciudad y desearía que la gente la defendiese con la misma pasión que lo hago yo cuando la critican por ahí. Aunque nos vengan mal dadas, hay que mantener la cabeza bien alta», sostiene el autor.

Lamas firma su Puerto Chocolate como Tim Okonawa, un seudónimo que toma su nombre del niño que protagoniza el libro (Tim) y de una aldea imaginaria e idílica que le persigue en su cabeza desde que era bien pequeño. «Cuando era un niño soñé con la tribu de los Okonawa, que era un lugar maravilloso del que nunca me quería marchar, porque estaba poblada por gente estupenda, llena de paz y capaz de luchar contra las adversidades», explica Lamas.

La exposición de Exponav incluye retratos de personajes del cuento, así como las ilustraciones de la obra y muchos objetos relacionados con la historia
La exposición de Exponav incluye retratos de personajes del cuento, así como las ilustraciones de la obra y muchos objetos relacionados con la historia ESTEVO BARROS

En su particular universo literario, Ferrolterra, al igual que el resto de Galicia, es «territorio okonawa». Y es en este escenario donde Tim, junto a otros amigos, deberá alertar a la población de Puerto Chocolate (denominada así en alusión a la característica tableta de A Magdalena) del ataque de unos malvados piratas. En su aventura -un viaje iniciático desde la niñez a la madurez-, el pequeño y sus compinches recorrerán escenarios mágicos que al lector seguramente le resultarán muy familiares, como la Playa de Los Niños (Doniños), Puerto Pez (puerto exterior), el astillero de barcos de plata (Navantia), el Molino de los Cisnes (el puente de Xuvia), la Plaza de la Reina (Plaza de Armas) o el Teatro Gofre (por supuesto, el Jofre).

En la obra se libran dos batallas, una por tierra y otra por mar,  y todos los habitantes del pueblo, absolutamente todos, colaboran en la victoria final: desde los militares a los operarios del naval (personificados en Colosus, una forzudo personaje «curtido en miles de trabajos con pesados barcos de acero»), pasando por abuelos y niños, cofrades, rondallas.... Son todos ellos los que, unidos, logran un final feliz para Puerto Chocolate, pese a todas las adversidades. Y es que, como dice Valentín Lamas, «los ferrolanos somos gente de mar y la gente de mar sabe que después de la tormenta siempre viene la calma».

Una muestra con retratos y objetos sorprendentes 

La exposición inspirada en el libro Puerto Chocolate nació casi al mismo tiempo que la fábula literaria y, en ella, Valentín Lamas -o como firmará a partir de sus obras, Tim Okonawa- ha cuidado hasta el último detalle.

La muestra está divida en cuatro espacios a través de los cuales se puede ir recorriendo la trama del libro de la mano de grandes retratos de algunos de sus personajes (los femeninos tienen el rostro de la bailarina y profesora ferrolana Eva Faraldo, mientras que el propio Lamas protagoniza algunos de los masculinos), pero también con ilustraciones del cuento y un buen puñado de objetos que remiten a esta fascinante historia.

En la imagen, otro rincón de la exposición «Puerto Chocolate» que se puede ver en Exponav
En la imagen, otro rincón de la exposición «Puerto Chocolate» que se puede ver en Exponav ESTEVO BARROS

Entre las piezas expuestas se puede encontrar desde un maniquí tuneado como el más terrible de los piratas hasta un baúl que esconde una espada mágica, pasando por un ferrocarril en miniatura (el tren de vía estrecha), la munición de los «hombres de acero» o figuras de animales fantásticos que aparecen en el libro, como Unikornius o Pajaroko.

La muestra estará abierta hasta el 28 de febrero y los próximos días 29 de diciembre y 5 de enero habrá visitas guiadas para realizar en familia (a las 12.00 y a las 17.00 horas).

La primera entrega de una triología 

Tim Okonawa, nacido en la playa de Los Niños (Doniños), ha nacido como personaje literario en Puerto Chocolate, la primera entrega de una trilogía compuesta por otros dos libros en los que el pequeño valiente deberá librar nuevas batallas. Según avanza Lamas, estas contiendas tendrán lugar en otros lugares mágicos, inspirados en dos urbes gallegas: A Coruña y Santiago.