Un manual de historia de altos vuelos

beatriz antón FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

Permuy, retratado con el libro de historia de la aviación militar española en el que ha colaborado
Permuy, retratado con el libro de historia de la aviación militar española en el que ha colaborado JOSE PARDO

Junto a otros autores, Permuy firma el libro que usarán los docentes de las academias del aire para enseñar a los futuros pilotos el devenir de la aviación militar española

12 dic 2018 . Actualizado a las 11:19 h.

Desde que era bien pequeño, Rafael Permuy (Ferrol, 1949) siempre soñó con convertirse en piloto militar. Cuenta que no lo consiguió, porque una miopía galopante en la vista le impidió ingresar en la Academia General del Aire, pero el destino quiso ser benévolo con él y buena parte de su vida transcurrió finalmente pegada a los aviones. Tras ingresar en el Ejército de Tierra, Permuy realizó un curso de piloto civil, tiempo más tarde estuvo destinado en la Brigrada Aerotransportable de A Coruña -donde voló mucho, aunque solo como «bulto», cuenta entre risas- y, además, hace una década logró entrar en el selecto Servicio Histórico y Cultural del Ejécito del Aire (Shycea), donde, como los académicos de la RAE, cada miembro tiene su propia letra. «Somos 27 y yo ocupo el sillón de la J», dice orgulloso.

Precisamente una decena de miembros de este organismo, entre los que se encuentra Permuy, se encuentra detrás de los textos de La aviación militar española: de los pioneros al poder aeroespacial, un volumen editado por el Ministerio de Defensa y que el pasado día 22 se presentó en la Capitanía General del Aire.

Permuy explica que este volumen llegará en breve a las academias españolas del aire (San Javier, León, Zaragoza y Madrid) y servirá a los alumnos como manual para estudiar la historia de la aviación militar en España, desde los pioneros de principios del siglo XX hasta la actualidad. «El anterior manual se había quedado obsoleto y por eso surgió la idea de hacer este nuevo libro», apunta Permuy, militar retirado, periodista vocacional (trabajó en La Voz de Galicia y el Ferrol Diario) y director adjunto de la revista Ares de Historia Militar.

El autor firma dos de los doce capítulos del manual: el dedicado al desarrollo de la aviación militar entre los años 1911-1936 -donde se detiene en la importancia que tuvieron figuras como Antono Fernández Santillana, primer aviador español, o el ingeniero Juan de la Cierva, inventor del autogiro- y otro en el que analiza las fuerzas de aire del Ejército de Tierra, la Armada, la Policía Nacional y la Guardia Civil.

El libro recoge imágenes como esta de los preparativos del vuelo transoceánico del «Plus Ultra»
El libro recoge imágenes como esta de los preparativos del vuelo transoceánico del «Plus Ultra» Shycea

¿Que destaca Permuy de los más cien años de historia de la aviación militar española? Como ferrolano, le llama la atención el elevado número de destacados aviadores que, pese a su clara vocación naval, reportó la ciudad a las fuerzas aéreas españolas, desde Ramón Franco -el más conocido, por su peculiar devenir político y la famosa la hazaña del Plus Ultra- hasta Alberto Cenalmor, pasando por José Porta Carracedo. Y desde una perspectiva más general, Permuy destaca el gran desarrollo tecnológico que ha experimentado en los últimos tiempos el Ejército del Aire, situándose «a la altura de las mejores aviaciones de los países de nuestro entorno».

Tras las huellas de las bombas caídas sobre Ferrol en 1936

Tras la presentación en Madrid de La aviación militar española: de los pioneros al poder aeroespacial, a Rafael Permuy le espera muy pronto otra cita editorial. Se trata de la presentación (el día 20 de diciembre, en el Casino Ferrolano), del volumen Ferrol, 1936: La sublevación de los artilleros (Galland Books), una obra de Lucas Molina Franco y Juan Vázquez García. En sus páginas ha colaborado Permuy con un texto sobre los bombardeos que se registraron en la ciudad naval al comienzo de la Guerra Civil, en agosto y septiembre de 1936, el primero de ellos por orden de los sublevados y los cuatro restante a cargo de las fuerzas republicanas. En estos ataques sobre la base naval y distintos barrios de la ciudad murieron casi una decena de personas, entre ellas operarios del astillero, militares y civiles como Maruja Vilariño Pantín.