Meninas «terapéuticas» en el Marcide

BEATRIZ ANTÓN FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

cedida

Un grupo de discapacitados físicos del CAMF exhibe en el hospital ferrolano una muestra con un total de veintiséis cuadros inspirados en la cita artística de Canido

11 dic 2018 . Actualizado a las 09:41 h.

Las Meninas de Canido poseen un fuerte poder contagioso. Y prueba de ello es que, como si gozasen de vida propia, a lo largo de los últimos años han logrado traspasar las fronteras del pintoresco barrio ferrolano para multiplicarse y protagonizar un sinfín de proyectos artísticos en colegios, escuelas infantiles, residencias de mayores... Y este año, también, en el Centro de Atención a Personas con Discapacidad Física (CAMF) de Ferrol, donde un grupo de residentes han conseguido superar sus limitaciones para firmar una exposición inspirada en los personajes del celebérrimo cuadro de Diego Velázquez.

Los casi treinta cuadros de la muestra cuelgan desde este lunes de las paredes del vestíbulo del Hospital Arquitecto Marcide de Ferrol, pero durante la pasada edición de Las Meninas ya se pudieron ver en un buen puñado de establecimientos de Canido, gracias a la colaboración de la asociación de comerciantes y hosteleros del barrio (Hoscompro). La exposición tuvo tan buena acogida que el CAMF no quiso que la experiencia se quedase ahí y por eso los cuadros de los residentes no han dejado de viajar. De Canido saltaron al CAMF el pasado mes de noviembre. Y desde allí han cruzado la carretera para acomodarse ahora en el vestíbulo del Marcide, de la mano de la asociación deportiva y cultural del área sanitaria.

Además del «orgullo» y la «satisfacción» de ver colgada su obra en un espacio público, los residentes cuentan que la experiencia también les ha servido para levantar el ánimo y mejorar su autoestima. «Esto nos hace mucho bien, porque mientras pintamos tenemos la mente ocupada y no pensamos en nada más», comenta Beatriz, una de las residentes del CAMF, que ayer no se quiso perder la inauguración oficial junto a sus compañeros Yago, Maite, Rosa María y Sonia, en representación de la veintena de autores que firman las obras.

Al igual que Beatriz, Yago incide en el poder «terapéutico» del taller creativo del CAMF, donde se fraguaron todas las obras de la exposición bajo la atenta mirada de la profesora Concha García. «Ella vale muchísimo y no solo porque nos enseña muchas cosas, sino porque siempre lo hace teniendo en cuenta nuestras limitaciones», explica Rosa María echando flores a su maestra. «Y lo que yo siempre les digo a ellos es que, más que el resultado final, lo importante es que disfruten del proceso y se lo pasen bien en las sesiones del taller», explica la monitora sin ocultar lo orgullosa que está de sus alumnos.

Fruto de todas esas sesiones son las 26 obras de la exposición, entre las que se pueden encontrar muchas Meninas realizadas con pintura, pero también con bordados, punto de cruz, papel maché, barro, lana afieltrada, servilletas de papel... Y hasta cáscara de huevo. «Esta la hice yo con una compañera: ella machacó en trocitos muy pequeños la cáscara del huevo y sobre esa base yo pinté una Menina», cuenta Bea señalando con satisfacción su particular reinterpretación de uno de los murales de Canido.

Junto a los residentes y su monitora, ayer también acudieron a la inauguración oficial de la exposición en el Hospital Arquitecto Marcide el responsable de la Xerencia Integrada de Ferrol, Ángel Facio, así como el director-gerente del CAMF y la directora del área asistencial de este centro, Fernández López Díaz y Beatriz Grueiro Maroño, respectivamente. López Díaz destacó que la muestra ha servido para que los residentes se sientan «realizados» y, al igual que ellos, no escatimó elogios para el taller creativo que dirige Concha García: «De todas las actividades del CAMF, es sin duda la más demandada»

«Quisimos exponer en el centro cívico, pero no pudimos porque las sillas de ruedas no entraban por la puerta»

Los residentes del CAMF quisieron aprovechar el acto inaugural de la muestra sobre las Meninas para reivindicar la necesidad de romper las barreras que todavía impiden su acceso a muchos espacios públicos. «En la pasada edición de las Meninas quisimos exponer las obras de la muestra en el centro cívico, pero finalmente no pudimos hacerlo, porque las sillas de ruedas no cabían por la puerta de entrada. Menos mal que al final contamos con la colaboración de la asociación de comerciantes del barrio, que nos cedieron los escaparates de sus tiendas para poder mostrar las obras», cuenta a modo de ejemplo la profesora del taller creativo del CAMF, Concha García.

Aquel problema ya se solucionó, pero en la ciudad todavía sigue habiendo muchas barreras que las personas discapacitadas del CAMF no dejan de denunciar. Por ejemplo, Sonia, un residente de 23 años y estudiante de la ESO en la EPA de Caranza, cuenta que el entorno de este centro está todo lleno de escaleras y baches, por lo que acudir a clase cada día se convierte en una odisea. Pero peor es el caso de Yago, que asegura que no se pudo matricular en un ciclo de impresión y edición del IES Leixa porque las aulas en las que se imparte no son accesibles para alumnos en sillas de ruedas.