Unas 120 familias de Esteiro llevan días sin calefacción ni agua caliente

FERROL CIUDAD

JOSE PARDO

Están sin suministro de propano y en muchos casos ni siquiera pueden cocinar

23 nov 2018 . Actualizado a las 08:02 h.

La mayoría de las 120 familias de dos bloques de viviendas de la avenida de Esteiro y la calle Naturalista López Seoane que llevan entre dos y tres días sin propano sospechan que se trata de una medida de presión para que se cambien a gas natural. El corte en el suministro es consecuencia de las revisiones realizada el martes y el miércoles pasados por inspectores de Gas Natural Redes en la que detectaron fugas en las válvulas de las conexiones generales de los edificios, por lo que decidieron el inmediato cierre de las llaves de paso.

El problema se agravó por la falta de repuesto para esas válvulas, ya que se trata de piezas de 30 o más años de antigüedad, que ya no hay en el mercado. De hecho, solo se ha podido reponer la válvula general de uno de los bloques, porque la empresa Cobra, que es la que está realizando las reparaciones, encontró una en Verín (Ourense).

A partir de ahí surgió otro inconveniente, porque, según relatan los vecinos, los inspectores de la compañía suministradora descubrieron que también es necesario el cambio de las válvulas de los contadores de las viviendas, para las que tampoco hay repuestos. Los afectados se quejan de la falta de información, asegurando que nadie les comunicó que se iban a realizar las inspecciones y tampoco que se había cortado el suministro de propano. Una de las vecinas, Carmen Sedes Pita, explicó a este periódico que descubrió que no tenía gas, vio que había gente en el patio interior y preguntó qué había pasado. «Me dijeron que tenía que cambiar una pieza, llamé a un fontanero, que me cobró 60 euros, y creí que ya recuperaría el gas, pero no fue así», comenta, en presencia de otras vecinas del mismo portal, que aseguran que nadie les indicó que tenían que cambiar nada. Una de ellas es María del Carmen López Rosés, cuyo marido acaba de salir del hospital. «No podemos ducharlo, porque no hay agua caliente, y tenemos que asearlo en la cama, algo que no es muy conveniente para su estado de salud, y tampoco tenemos calefacción, por lo que utilizamos un pequeño calefactor», apunta esta afectada.

El caso de otra vecina, Josefa, de 89 años, también es muy llamativo. Desconocía que habían cortado el suministro de propano. «Me pasé toda la noche tratando de encender la cocina, gasté una caja de cerillas y creí que había sido la chica que viene a limpiar, que la había estropeado», dijo, y, a la pregunta de si no había comido nada, respondió «sí, un poco de caldo que tenía».

Y es que la preparación de la comida es el principal problema, porque si bien en algunos pisos pueden echar mano del hornillo eléctrico, porque tienen cocinas mixtas, en otros no hay esa posibilidad. Le ocurre al matrimonio formado por Nicasio Ameijeiras y María Jesús Sánchez, que el miércoles tuvieron que comer fuera de casa y ayer estaban preparando un pescado al horno, que, por suerte, es eléctrico. Su hijo vive con ellos y tuvo que levantarse una hora antes para ir a ducharse a Ares e ir a trabajar. En los domicilios de José Lamigueiro y Eduardo Fustes ocurre otro tanto y tienen que comer en un bar o en casa de los hijos.

Javier López, asturiano que estudia en el campus de Ferrol, también se mostró indignado por tener que ducharse a la casa de un compañero y comer en un bar.

Todos coinciden en que «es un boicot para que cambiemos a gas natural».