Una cardiopatía isquémica frustó su sueño de ser oficial de la Armada, pero él no se rindió y siguió estudiando: su empeño ha sido reconocido por la Fundación Repsol
17 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.El director de la Escuela Politécnica Superior de Esteiro (EPS), Armando Yáñez, anda estos días más contento que unas castañuelas. Y lo cierto es que su alegría no es para menos, ya que uno de los alumnos del centro que comanda acaba de obtener una de las codiciadas becas que otorga anualmente la Fundación Repsol a estudiantes de grados técnicos con «capacidades diferentes». «Solo convocaron diez para toda España y nuestro alumno se llevó una de ellas», comenta Yáñez encantado.
Ese alumno del que el director de la EPS habla con orgullo se llama Rubén Rendo, tiene 40 años y hace solo dos, en el 2016, un infarto frustró su sueño de convertirse en oficial de la Armada Española. Tras una brillante carrera como marinero y suboficial -en la que obtuvo numerosas distinciones e incluso llegó a ser felicitado por la Marina estadounidense por la labor que desempeñó a bordo del destructor USS Porter-, Rubén ingresó en la Escuela Naval Militar de Marín para ascender a oficial, pero, cuando iba ya en tercero, un síndrome coronario agudo lo dejó con una discapacidad del 33 % y el ánimo por los suelos.
«Aquello me afectó muchísimo, porque yo tengo una vocación militar muy grande y siempre quise navegar y conocer mundo, pero con el tiempo aprendí a asimilar lo que me había pasado y me di cuenta de que, por muy hundido que estés, siempre hay que tirar para adelante», comenta el universitario.
Echando mano de esa filosofía, Rubén no tiró la toalla y, como ya había cursado varias asignaturas de Ingeniería Mecánica en Marín, decidió retomar los estudios en la Escuela Politécnica de Esteiro, donde solo encontró apoyo por parte de alumnos y docentes. «Los profesores tienen un gran nivel, son muy cercanos y siempre están dispuestos a echarte una mano. Lo que más me gusta es que se vuelcan en potenciar las cualidades de cada alumno», comenta Rendo echando flores al cuerpo docente de la EPS.
Ahora, gracias a la beca de la Fundación Repsol, Rubén recibirá apoyo económico para finalizar sus estudios de Ingeniería Mecánica y, no solo eso, sino que también podrá hacer prácticas en alguna de las plantas de la multinacional energética y petroquímica.
Pero, ¿qué fue lo que le llevó a ganar la beca? ¿Tal vez su expediente académico? ¿O quizás su brillante carrera en la Armada? El alumno no lo sabe a ciencia cierta, aunque sospecha que en la decisión pudo pesar el «proyecto de futuro» que debía presentar junto con la solicitud, como el resto de candidatos.
Nuevas metas
En ese documento, Rendo no solo mostraba su deseo de buscar «nuevas metas» en la vida tras la discapacidad que le fue reconocida, sino también su objetivo de finalizar la carrera de Ingeniería Mecánica para poder investigar o trabajar en dos campos que le apasionan: los sistema de propulsión ondulante en el medio acuático y el desarrollo de exoesqueletos y prótesis para personas con problemas de movilidad. «Lo primero está relacionado con mi amor por la navegación, mientras que lo segundo es algo que me empezó a interesar a raíz de lo que me ocurrió. Me encantaría que mis estudios en Ingeniería Mecánica me sirviesen para ayudar a personas discapacitadas», anota el alumno.
Aunque le han concedido una beca que solo muy pocos consiguen, Rendo no se considera ningún «lumbreras», pero sí una persona con la facultad para «hacer del fracaso una oportunidad». Y, sobre todo, alguien muy capaz, a pesar de la etiqueta de discapacitado que le ha asignado la sociedad. «Una discapacidad no tiene por qué ser una barrera», afirma rotundo.
DNI. Rubén nació en Santiago en 1978, pero vive en Ferrol desde el año 2005. Estudia Ingeniería Mecánica en la Politécnica de Esteiro.
Beca. La Fundación Repsol le acaba de conocer una de las diez becas que convoca anualmente para alumnos de carreras técnicas con capacidades diferentes.