Javier Gutiérrez: «No, yo no olvido mis raíces»

FERROL CIUDAD

RAMÓN LOUREIRO

El actor recibió en el Auditorio ferrolano la Medalla de Plata de su ciudad

17 nov 2018 . Actualizado a las 20:37 h.

Lo decía, en el Auditorio de Caranza, Javier Gutiérrez: «No, yo no olvido mis raíces». El actor ferrolano hacía esta afirmación, recalcando su afecto por la ciudad en la que creció, momentos antes de que comenzase el acto en el que se le hizo entrega de la Medalla de Plata al Mérito Artístico de Ferrol. Y, visiblemente emocionado, recordaba que en la ciudad está su «casa», al tiempo que subrayaba, más allá de la «irrealidad» que a menudo envuelve el mundo del cine, todo lo que supone para él el afecto. Ese afecto que, al llegar a ciertas alturas de la vida, ya comienza a ser más importante que casi todo lo demás.

El acto de entrega de la Medalla de Plata reunió a personalidades de los más diversos ámbitos del mundo de la cultura, entre los que se encontraban el director de cine Manuel Martín Cuenca, que dirigió a Javier Gutiérrez en El autor, y también la actriz Pilar Massa. Ambos, Pilar Massa y Martín Cuenca, subieron la escenario del Auditorio de Caranza para hablar del galardonado. El discurso del director de cine fue verdaderamente conmovedor: «Las olas suben y bajan, como tú sabes -le dijo a Javier Gutiérrez, con esa sinceridad que nace del afecto más profundo y, en consecuencia, de la amistad verdadera-. Pero cuando bajen -añadió, señalando a quienes asistían al acto-, estos son, Javier, los que seguirán estando contigo». También Pilar Massa le habló a Gutiérrez con el corazón en la mano: «Además de la Medalla de Plata al Mérito Artístico -le dijo al actor ferrolano-, te mereces la medalla de la amistad».

De la solemnidad y el afecto

Si algo quedó claro en una ceremonia en la que la solemnidad del acto oficial casó a la perfección con la emotividad del homenaje a un actor especialmente querido en Galicia, y ya no digamos en su ciudad -fue el primer gran acto organizado por la nueva jefa de Protocolo del Concello, Leonor Bermejo, que no dejó ni el más mínimo detalle al azar-, es que Javier Gutiérrez despierta un profundo afecto allí por donde pasa.

Muy emotivo fue el momento en el que dos de los jóvenes integrantes de la asociación ferrolana Teima subieron al escenario para felicitarlo y mostrarle su afecto. Y también emocionó al público -y tanto que lo emocionó- la proyección del vídeo en el que familiares y amigos del actor, que por distintas razones no pudieron asistir ayer a la entrega de la Medalla de Plata de Ferrol, le hicieron llegar su cariño a Javier Gutiérrez. Un vídeo en el que Karra Elejalde, con ese sentido del humor que caracteriza a uno de los grandes del cine español, se preguntaba, en voz alta, por qué le daban a Gutiérrez precisamente la Medalla de Plata, y si no la habría de oro en Ferrol.

El alcalde de la ciudad, Jorge Suárez -tras aclarar, por cierto, que la Medalla de Oro de Ferrol es una distinción que, por la normativa municipal en vigor, está reservada a los jefes de estado-, destacó en su intervención la extraordinaria calidad humana de Gutiérrez. Algo que Suso Basterrechea, el concejal de Cultura, remarcó, también.

Para «vivir otras vidas», las máscaras de la ficción

Javier Gutiérrez, actor al que su interpretación en La isla mínima, la magnífica película dirigida por Alberto Rodríguez, ya ha situado a la altura de los más grandes intérpretes del cine español, reivindica las máscaras de la ficción como una forma de «vivir otras vidas». Sobre todo en este tiempo de hierro en el que nos ha tocado vivir. Un tiempo en el que, como él mismo remarcaba ayer, «la vida pesa demasiado».

El actor recordó, ante un público que lo escuchaba tan emocionado como él y que acabaría aplaudiendo sus palabras puesto en pie, su temprana marcha a Madrid para convertirse en actor. Un viaje que hizo en autobús y con no demasiado dinero en el bolsillo.

Recordó también su infancia en el barrio de Caranza, y cuánto le gustaba ir al Jofre, lugar que para él tiene una especialísima significación. Recordó, además, sus años de alumno del colegio La Salle, donde aprendió a «amar la cultura y a amar el teatro». Y la temprana edad en la que comenzó a soñar con «la vida nómada» de los actores. «Volver a estar aquí, volver a casa, es cerrar el círculo -dijo Javier Gutiérrez-. Siempre llevaré e Ferrol en mi corazón».