El Ferrándiz, un equipo sin rival

FERROL CIUDAD

CEDIDA

Las pioneras del fútbol femenino en Ferrol recuerdan una época en la que «casi ninguna chica cogía el balón»

17 nov 2018 . Actualizado a las 08:42 h.

«El equipo del Ferrándiz, un equipo sin rival. Tiene cinco delanteras, que son artilleras, al pie del balón. En la media dos leonas, la defensa es la mejor. La portera, un porterazo, que por alto y bajo no le marcan gol». Desde que esta canción sonaba en el autobús del Ferrándiz, a la ida y la vuelta de los partidos, ha pasado medio siglo, pero las jugadoras no la olvidan. Un equipo de fútbol pionero, el primero formado por mujeres en la historia de Ferrol, pero sin miedo a nada. «Éramos pequeñas, pero nos daba igual, lo que queríamos era jugar a la pelota», rememora Luci Castro Rivera (60 años), extremo derecho de aquella formación. Ella y cinco componentes más se reunieron hace unos días con La Voz para recordar aquellos años.

«En aquella época, casi ninguna chica cogía un balón, pero yo no quería muñecas, jugaba al fútbol, que era lo mío. Creo que nací con la pelota en los pies y, no es por nada, pero con 9 años jugaba mejor que los chicos de 20. Si hubiera nacido hombre, probablemente habría llegado a un buen equipo», cuenta Conchita Saavedra Matesanz (60 años), que estaba «siempre en la calle» y se sentía «respetada». Mientras hace memoria, imita el gesto de dar toques con la cabeza. «Pum, pum, pum, pum». «Era muy buena», lanzan las demás.

JOSE PARDO

Después del verano de 1970, Guillermo Ferreiro, conocido como Memo, y Toné empezaron a organizar el equipo femenino del Ferrándiz. «Mi hermano jugaba en el club, me lo comentó y me animé», expresa Luci, que tenía 12 años. Susa Piñeiro Seijo (64 años) tenía cuatro más. «Yo nunca había jugado. A Luci y a Conchi se le notaba que dominaban el balón como los chicos. Unas por otras nos fuimos reuniendo», dice. No obstante, era una gran deportista, al igual que Flor Santiso Diéguez (62 años), a la que invitó. «A mí me pusieron de portera y creo que no lo hacía muy mal, aunque me agobiaba un poco, porque necesitaba estar más activa. Al final me cambiaron a defensa», comenta.

El campo de Batallones era su feudo particular. «Nos gustaba correr sin parar por el campo y también embarrarnos. ¡Qué bien lo pasábamos!», asegura Luci, quien recuerda con cariño que eran «como una familia». «No nos conocíamos, pero de repente nos adaptamos todas muy bien», añade. Esto lo confirma Lina Delgado Pérez (60 años), para la que «todos los momentos eran especiales». «Yo entré porque en mi familia muchos jugaban en el Ferrándiz, aunque era corrientita, no como estas polvorillas», sonríe Lina, que pasó por todas las posiciones menos delantera. Y la sexta jugadora es Tita Hermida Sixto (66 años), que fue defensa y portera, pero antes de empezar no tenía «remota idea» de fútbol. «Trabajaba en un comercio y me llevó una amiga», menciona.

Como ellas, hubo otras pioneras en Pontedeume, Narón o Valdoviño, que también destacaron a nivel autonómico. El equipo femenino del Ferrándiz no duró muchos años, pero ese tiempo llegó para dejar una huella imborrable en estas mujeres. «Éramos muy buenas», dejan claro mientras observan las fotografías.

Una atracción más en los programas de las fiestas

«En sus filas militan jugadoras que saben encontrar fácilmente el camino del gol. [...] El Ferrándiz borda el fútbol ofensivo. Hace encaje de bolillos. Por ello no puede sorprender que despierte la curiosidad de los aficionados. [...] El Ferrándiz puede ser la atracción en la programación de muchos festejos de Galicia». Así plasmaba La Voz del Aficionado, una sección del periódico, la opinión sobre el conjunto en 1973. Llama la atención, sobre todo, que se vendiera el equipo como «atracción» para las fiestas de los pueblos, algo que confirman las jugadoras. «Nos llevaban a las verbenas», dicen. Y en los estadios, «muchos iban por diversión», asegura Conchita. «Decían: “Oh, mira, una mujer jugando a la pelota”. Y si teníamos un fallo, se echaban a reír», añade.

JOSE PARDO

No obstante, había otra gran parte del público que las respetaban. Por ejemplo, en el Manuel Rivera, donde disputaron al menos tres partidos. «Allí nos sentíamos figuritas. Es un recuerdo muy bonito, con mucha gente y aplausos», subraya Susa. Y es que en el estadio del Inferniño «no jugaba ni siquiera cualquier equipo de hombres» Vestían, eso sí, la ropa que sobraba de los chicos, de azul y blanco. «Nos quedaba todo grande», ríen. Aún con todo, ganaron varios campeonatos gallegos y varias jugaron en la selección gallega.

Una de las referentes era la eumesa Fina Piñeiro, la Rexach del Ferrándiz, llamada así por sus similitudes con el jugador del Barcelona. «Todos los deportes benefician a la mujer. Creo que los que dicen que el fútbol es solo para hombres están completamente equivocados», expresó en una entrevista en 1975. Algunos, como el padre de Tita, no pensaban lo mismo. «Era muy machista y no quería que jugara. Pero dije sí al fútbol y lo pasé muy bien, hice muchas amigas», concluye.