Aunque la ceremonia, prevista para la primavera del 2007, se celebró con medio año de retraso, eso no emborronó una jornada muy especial. La botella de cava se estampó contra el casco y el buque se deslizó por la grada hasta alcanzar el agua. El almirante jefe de la Marina noruega, Jan Erik Finseth, aseguró que incorporaba pequeñas mejoras con respecto a las tres anteriores, dos de las cuales ya habían sido entregadas.
«El programa ha sido un éxito para nosotros», subrayó Finseth, que mostró su agradecimiento por cómo los había tratado «la gente de Ferrol». Mientras, el presidente de Navantia en ese momento, Juan Pedro Gómez Jaén, aseguró que la fragata recién botada constituía «un referente tecnológico en los buques de superficie en todo el mundo».