La principal base de la Armada noruega, Haakonsvern, a unos 50 kilómetros del punto adonde fue llevado el barco tras el impacto, parecía la opción más viable. Aunque no tardaron en apuntarse otras alternativas, dado que las instalaciones solo disponen de un dique y que, dada la envergadura de los daños, quedaría hipotecado durante años.
Nuevo escenario
En estas condiciones, la alternativa de transportarlo al astillero ferrolano, dada la capacidad del personal y sus medios en el área de reparaciones, ganaba peso. Y más teniendo en cuenta que Navantia cuenta con personal en Noruega para el mantenimiento y ciclo de vida de las cinco fragatas construidas en Galicia. Pero los últimos sucesos lo cambian todo. Y disparan tanto la dificultad como el coste de reflotar el barco, valorado en unos 400 millones de dólares.