Santi Santos: «En la playa era el de la guitarra»

Javier Becerra
JAVIER BECERRA REDACCIÓN / LA VOZ

FERROL CIUDAD

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El cantante de los Limones asegura que no hay nada mejor que tocar al aire libre. Y si es en una playa aún mejor.

26 ago 2018 . Actualizado a las 14:06 h.

Muchas de las canciones que Santi Santos (Ferrol, 1964) escribió para Los Limones saben a verano. «Somos un grupo de camisas de flores, playita y sol. Eso es fundamental en nuestra música, que es de verano, pero ojo, de verano costero», asegura, mientras relata todos los compromisos que aún le quedan en esta recta final.

-Fueron canción del verano muy pronto con «Sun, sun, sun».

-Sí, fue en 1987. Sonamos muchísimo ese verano.

-Hay quien ve la canción del verano como algo menor, sin prestigio. ¿Usted qué piensa?

-Jamás he despreciado ninguna música. No hay ningún estilo menor. Todos me valen.

-¿Qué recuerda de aquel éxito?

-Fue un sueño. Llevábamos muchos años asaltando palcos de orquestas y entrándole a todo el mundo, con mucho cachondeo [risas]. Poder empezar a hacerlo de manera organizada, con un disco, con escenarios profesionales y un técnico fue un paso muy importante. Pero siempre con el componente lúdico.

-Entonces se hacían galas de verano maratonianas. Ahora mandan los festivales. ¿Qué le gusta más?

-Nosotros le hemos dado a todo. No le hacemos ascos ni a las fiestas de los ayuntamientos, ni a los festivales, ni a los bautizos, ni a los cumpleaños, ni a nada. Con que haya una oreja dispuesta a escucharte, todos los sitios son buenos para tocar.

-¿Ha dicho bautizos?

-Sí, hay quien nos lleva a los bautizos de sus hijos. También a las segundas bodas. Hay gente que nos escuchaba y que le ha ido bien. Nos mantenemos gracias al mecenazgo y cariño de nuestro público.

-¿Le gusta tocar al aire libre?

-Sí, es lo más grande del mundo. Para mí es lo máximo. Una maravilla. Si eres capaz de integrarte bien, ahí con los arbolitos y tal y cual, da una satisfacción muy grande. Los estudios y los grandes escenarios van hacia la perfección. Lo que da el aire libre, las ondas, la ráfaga de viento que te llega, el sol que te ilumina, el cielo infinito... Todo eso te da un marco tremendo.

-¿Y hacerlo al lado del mar, es el no va más?

-Totalmente. Hay sitios que te quedas impresionado. Llegas y aparece una noche estrellada, con una marea perfecta, con una paz y una cosa que tú dices: ¿A ver cómo me sumo yo a esta maravilla? Es muy bonito.

-¿Tiene alguna playa que considere especial para tocar?

-Muchísimas. ¿Por dónde empiezo?

-Haga patria.

-Buff, pues Cobas, donde he estado hace poquito. Pontedeume, Cabanas, que es todo un espectáculo. Mera, Gandarío... Eso es que, vamos, es que te emocionas. Riazor ni te cuento, un espectáculo. Y en las Rías Baixas lo mismo. Nigrán, por ejemplo, es un sitio brutal. Y Baiona. Y el puerto deportivo de Vigo. Tocar al lado del mar es lo mejor.

-Hay una imagen adolescente de los ochenta mítica: un corro de gente en la playa y, en el centro, uno de ellos tocando la guitarra. ¿Era usted ese chaval?

-¡Hombre, yo era el rey de eso! En la playa siempre era el de la guitarra. Si había oportunidad, ahí estaba yo. Otros eran los de las bebidas espirituosas. Otros se encargaban de la madera de la hoguera. Yo, de tocar.

-¿Era eso la felicidad total?

-Totalmente. Y además era constante, porque eso lo hacías todos los días. Playa, guitarra, hoguera... Ahora, cuando la vida te pone en una situación parecida, se recuerda con mucho cariño.

-¿En dónde lo hacía?

-En Cabanas, Ares, Cobas, Doniños...

-¿Alguna de las canciones míticas de Los Limones salió de una noche de esas?

-Todas.

-De hecho, «Música clásica», su disco más célebre, se compuso en Cabanas, a pie de playa.

-Sí, en La Penela. Nos dejaron usar el salón del club en invierno. Íbamos todos los días. Mientras tocábamos veíamos a los barcos de pesca entrar por Pontedeume.

-Después de todo lo que me cuenta, preguntarle si prefiere la playa o la piscina no sé si tendrá mucho sentido.

-¿Qué piensas? Yo no me baño casi nunca en las piscinas. No es lo mío.

-Y de tema terraza, ¿qué es: de cañita, copa o sin alcohol?

-Soy de dejarme guiar por los camareros, que me aconsejen bien. Que no tenga ni que pedir. Me encanta esa sensación. Que llegues y esté ahí tu combinado, tu cañita o tu vinito, dependiendo de la hora y del momento.