Un naufragio pervive en Lobadiz

FERROL CIUDAD

CESAR TOIMIL

Piezas metálicas puntiagudas emergen de la arena y solo son visibles en la bajamar, lo que supone un riesgo enorme para los bañistas de esta cala ferrolana

26 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El hundimiento del carguero Iruz tras encallar en las islas Gabeiras en noviembre de 1986 sigue teniendo repercusiones a día de hoy en la costa ferrolana. Usuarios de la playa de Lobadiz alertan sobre la existencia de restos del buque que solo son visibles cuando la marea está baja y que suponen un serio peligro para los bañistas que desconozcan su existencia.

Se trata de chatarra metálica que se mueve con las olas y que, al margen del impacto ambiental, puede causar lesiones a las personas que se adentran en el agua. No obstante, el riesgo más grande lo representa una chapa clavada en la línea de bajamar de más de 50 centímetros de altura y unos 15 de ancho, que forma un ángulo con la punta hacia arriba y aristas cortantes. En pleamar no se ve, pero está ahí, y los bañistas nadan por encima.

Un usuario alarmado

Así lo observó hace unos días Enrique Álvarez, un ferrolano que desde niño no acudía a la playa de Lobadiz y que se alarmó sobremanera viendo el panorama al llegar, cuando la marea estaba baja. Horas después, ya en pleamar, observó a unos niños jugando con una tabla de paddle surf justo en esa zona, por lo que alertó a los padres de la existencia de esa chapa, que desconocían. «Los niños cayeron muchas veces jugando con la tabla. No quiero pensar lo que hubiera pasado si caen sobre la plancha», comenta Enrique Álvarez, que asegura verse en la necesidad de dar a conocer este peligro y de que las administraciones a las que competa tomen cartas en el asunto.

Según pudo averiguar, los restos metálicos proceden de un naufragio ocurrido el día 21 de noviembre de 1986. El barco Iruz, un carguero de 4.020 toneladas, encalló por la noche en la costa de Doniños, a pocas millas de la bocana de la ría de Ferrol, a cuyo puerto se dirigía.

El buque se fue contra las rocas a la altura del castro de Lobadiz a causa del fuerte oleaje y los trece tripulantes lograron ponerse a salvo, saltando primero a una balsa de caucho y después a nado hasta una embarcación pesquera de Sada, A Madre, que había avistado las bengalas de socorro lanzadas desde el carguero siniestrado. El Iruz se dedicaba al transporte de piedras de granito que se exportaban por el puerto de Ferrol para la construcción de una escollera en el sur de Gran Bretaña.

La playa de Ponzos también guarda en secreto un bosque fosilizado de hace miles de años

Descubierto en el verano de 2008

La Voz

Los grandes secretos que guardan los mares solo se hacen visibles en contadas ocasiones. Es el caso del bosque fosilizado de la playa de Ponzos descubierto en el verano del 2008 y que a principios de abril del 2014 volvió a emerger.

Se trata de restos de vegetación fosilizada hace miles de años que se hizo visible, al menos en esas dos ocasiones, al bajar la marea.

Este sorprendente hallazgo fue objeto de investigación por expertos en la materia, que destacaron la importancia de los restos para conocer la evolución de la vegetación gallega, el avance del mar y los cambios en la morfología costera.