El bando del alcalde Juan Flórez

José Picado DE GUARISNAIS

FERROL CIUDAD

12 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El ferrolano Juan Flórez, alcalde de La Coruña, escribió uno de sus bandos municipales en julio de 1854. Hace 164 años que este político liberal, teniente de navío de la Armada e hijo de otro ferrolano marino de guerra, consideró oportuno llamar la atención sobre los «excesos de los muchachos que cometían múltiples desmanes». Juan Flórez había vivido su infancia y juventud en Ferrol, donde cursó estudios en la Escuela de Guardiamarinas. Después de pasar varios años en la Marina ocupó diferentes destinos en organismos públicos con sede en La Coruña. Allí tomó la decisión de dedicarse plenamente a la política. Fue alcalde herculino en un par de ocasiones y después diputado en las Cortes madrileñas.

Las crónicas hablan muy bien del legado de Juan Flórez y la ciudad le dedicó una de sus calles principales. El alcalde Flórez luchó contra el hambre y la pobreza, reforzó las ayudas a la beneficencia, potenció las obras públicas en las que se contrataba a los vecinos desfavorecidos para que obtuvieran un salario y mejoró considerablemente los hospitales, el acceso al agua y la educación. No debemos olvidar lo que suponía ser liberal en el siglo XIX: progreso, respeto a la Constitución vigente, apoyo a los avances científicos, políticas de igualdad, etc… Pero también suponía una apuesta decidida por los valores de la convivencia, el civismo y la condición de ciudadanos de pleno derecho. Por eso Juan Flórez, ante las justas quejas de los vecinos, decidió poner freno a las batallas con piedras, carreras desmedidas e insultos a los mayores, y en un bando delicioso dejó claro que se prohibían estas malas prácticas, siendo «corregidas todas estas faltas gubernativamente con multas a los padres…que impondré sin contemplación ninguna». En caso de insolvencia de los padres, «los hijos serán detenidos en la Casa Consistorial por el tiempo proporcional a la multa, para que les sirva de corrección». Vamos, como diríamos en Ferrol, pasarían un buen tiempo en el cagarrón, que así se llamaban las celdas municipales.

Transcurrieron 164 años de aquel bando. Los periódicos recogen estos días actos vandálicos graves ejecutados por los muchachos de hoy. Pintadas a monumentos como el de Pablo Iglesias o el marqués de la Ensenada; grafitis en la catedral de Santiago; destrozos en jardines de todas las ciudades gallegas después de celebrar sus botellones semanales; roturas del mobiliario urbano y de los centros deportivos, mercados de abastos, vagones del ferrocarril, etc...

Juan Flórez, el marino ferrolano alcalde de La Coruña, intentaría frenar todos estos desmanes «que sólo pueden proceder del abandono de los padres en la vigilancia y educación de los hijos».