Manuela Saavedra: «Me siento totalmente abandonada por mi empresa, el Concello de Ferrol»

FERROL CIUDAD

JOSE PARDO

Un accidente laboral la dejó con una minusvalía del 20 %, tiene que devolver la indemnización y pagar las costas

27 jun 2018 . Actualizado a las 07:40 h.

El riesgo de derrumbe de un muro de contención por las intensas lluvias registradas motivó que el día 27 de febrero del 2015 Manuela Saavedra García y Eugenia Pérez Heres, miembros de la Policía Local de Ferrol, tuviesen que realizar un servicio en Esmelle para confirmar si había peligro y adoptar las medidas oportunas. Ese día la vida de Manuela, de 54 años, dio un giro radical, por las consecuencias derivadas de un accidente laboral que la obligó a abandonar el uniforme y las patrullas, para sentarse en una oficina haciendo gestiones administrativas vestida con ropa de calle. Así la encontramos ayer en el cuartelillo de San Xoán, en funciones de segunda actividad, con las lágrimas a punto escapársele a medida que relataba la situación en la que se encuentra ahora, después de haber tenido que devolver la indemnización que inicialmente le concedió un juzgado de Ferrol por las lesiones y las secuelas del accidente y, a mayores, con la obligación de hacer frente esta misma semana al pago de 7.413,44 euros por las costas procesales que le impuso la Audiencia Provincial.

Manuela asegura sentirse «totalmente abandonada por mi empresa, el Concello de Ferrol». Y es que esas costas a las que tiene que hacer frente se derivan del recurso interpuesto por la compañía Axa Seguros Generales, con la que el Concello de Ferrol tenía concertado el seguro del vehículo del accidente.

El abogado del Concello también se opuso a la solicitud de la incapacidad permanente parcial que solicitó «y me la denegaron, tras una revisión médica en la que me examinaron de la vista y el oído, me hicieron análisis de sangre y orina, además de un electro, concluyendo que estaba apta para trabajar». Pero es que sus secuelas se localizan en un tobillo, tal y como lo confirmó la Seguridad Social al reconocerle una incapacidad del 20 %.

El accidente consistió en el vuelco del todoterreno de la Policía Local en una curva de Esmelle, a raíz de que una rueda trasera invadiese el borde de la calzada y, debido a las lluvias, la tierra se hundió, provocando que el vehículo volcase sobre el río. Manuela iba sentada en el asiento del copiloto y su compañera Eugenia era la que conducía. «Me desabrochó el cinturón, porque yo estaba tumbada sobre el lado izquierdo y no podía, logramos ponernos de pie, pero yo no me podía impulsar para salir por mi ventanilla, que quedaba en la parte alta, por lo que salió ella primero y, con la ayuda de un vecino, lograron sacarme a mí», comenta añadiendo que cuando saltó desde el capó al suelo fue cuando sintió que su tobillo estaba mal. La trasladaron en ambulancia al hospital Arquitecto Marcide, en el que observaron que tenía una fractura bimaleolar del tobillo derecho, por lo que fue sometida a una intervención quirúrgica en la que le implantaron tornillos y placas. El prolongado período de rehabilitación al que se sometió después no logró eliminar las secuelas, que sigue padeciendo, por lo que presentó una reclamación contra la aseguradora por los cuatro días de hospitalización, los 249 impeditivos, las secuelas y la incapacidad, y el Juzgado de Primera Instancia 5 de Ferrol le dio la razón, condenando a la compañía al abono de 49.590 euros, más intereses. Cuando el plazo estaba a punto de vencer, AXA recurrió en apelación y la Audiencia revocó la sentencia de instancia, imponiéndole las costas a Manuela. Lo hizo dando por válidos los argumentos de la aseguradora, en el sentido de que la lesionada era en realidad la conductora -el seguro obligatorio no cubre estos daños-, basándose en que fue la última en salir del coche, a pesar de que tanto ella como su compañera y el vecino que presenció el accidente testificaron que iba en el asiento del copiloto.

Como ya no caben más recursos, Manuela, que está atravesando una gran depresión, ya devolvió la indemnización y esta semana tendrá que hacer efectivo el pago de los 7.413,44 euros de las costas, del que el Concello se desentiende, además de haber perdido la posibilidad de seguir ejerciendo su profesión, que adoraba, porque es policía de vocación.