A pesar de todo

manuel couce DESDE LA ALAMEDA

FERROL CIUDAD

24 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Para presentar un modelo de la sociedad ferrolana hay que empezar diciendo que somos una gran familia que soporta lo insoportable, con profunda lealtad a este país. En general nos sentimos tranquilos porque somos gente realista y no pensamos como otros en utopías porque ese lugar paradisíaco nunca existió. Cada día tiene su afán y en ello estamos, somos serenos y reivindicativos y lo seremos mientras los gobiernos sigan atendiendo mejor a las ciudades mediterráneas que a las que están en este lado. Nuestra principal aportación siempre fue la industria naval y mientras este mar Atlántico no siga imprimiendo su carácter bronco seguiremos tirando del carro.

En la esfera más mundana Ferrol tiene mucha similitud con las grandes ciudades, aunque en estos momentos estemos viviendo una esquizofrenia política. Pero eso sí, tenemos una ciudad con impronta, y lo demuestran las gentes que vienen aquí, por tierra y por mar, y encuentran una urbe muy reconocida, muy limpia, con frondosidad en sus jardines, una luminosidad apreciable, un barrio antiguo en el que se redescubre el mejor estilo urbanístico de nuestros antepasados. Hay edificios singulares y, como en otras ciudades, un tráfico impertinente. Las gentes que conformamos este pueblo estamos contentos y preocupados, se perdió una parte de la prosperidad vivida tan solo hace unos años, pero este pueblo de trabajadores braceros y técnicos muy cualificados está dispuesto a continuar jugando sus cartas con la sabiduría que nos caracteriza para seguir apoyando y mejorando sus principios y tradiciones en la cultura, en el deporte y ahora en la ciencia, ya que disfrutamos con la Universidad, el Departamento Marítimo, que son las dos joyas de la corona, y que están a la sombra de esta ría sin igual y la desenfadada costa marinera. Lo demás será lo que Dios quiera.

Pero volviendo a la gente sobresaliente de este Ferrol, en este momento no podemos olvidar a Gómez Noya y a Javier Gutiérrez, por coger a dos grandes en el deporte y en la cultura. Ambos nos producen una satisfacción emocional intensa por su obra constante saboreando las mieles del éxito y por el ferrolanismo que practican lejos de estas sus tierras. Aquí han alcanzado el reconocimiento de autoridades y ciudadanos, y en los balcones oficiales recibieron distinciones de privilegio. Digo todo esto recostado en un sofá y tomo aliento para escribir estas veinticinco líneas y ver el partido de España desde esta florida ciudad. A pesar de todo